Quién creyera: esta semana hace más frío en Europa que en el gélido Ártico. Bueno, gélido por decirle de alguna manera.
El sábado la temperatura en la punta norte de Groenlandia llegó a 6° Celsius, una situación tildada de loca y extraña por los climatólogos.
Y ya se veía venir: cinco veces desde el 16 de febrero había llegado a 0° de acuerdo con el Instituto Meteorológico Danés, una medición en la estación Cabo Morris Jesup a tan solo 400 kilómetros del Polo Norte.
Esto sucede aunque por lo general, entre octubre y marzo, cuando el Sol permanece oculto en la región, la temperatura es de -20° C.
Un clima tan caliente se dio en el pasado. Ha sucedido en promedio cada 10 años, pero llama la atención que un pico parecido se vivió en 2016 de acuerdo con el Laboratorio Medioambiental Marino del Pacífico de la Administración de los Océanos y la Atmósfera de Estados Unidos.
La actual persistencia en las altas temperaturas fue advertida por un trino por Zack Labe, del Departamento de Ciencias del Sistema Tierra de la Universidad de California: “Wow... un evento en verdad notable está sucediendo ahora en el Ártico. Temperaturas actuales muy por encima de años previos en febrero”.
El experto Andrew Freedman, en Mashable, escribió que “no coincidencialmente el hielo marino del Ártico está en niveles bajos récord”.
Para él, es como si alguien hubiera dejado abierta la puerta del refrigerador de la Tierra y todo el aire frío hubiera escapado al oeste de Estados Unidos y a Eurasia, dejando tibia la usualmente fría región ártica.
En Europa se tienen hoy vientos y clima superfríos, llamados “la bestia del oriente” (The Beast from de East), desde Rusia y Escandinavia hasta Alemania y Francia.
Se deben a una doble corriente del vértice polar, una circulación del aire en las capas altas de la atmósfera que mantiene el aire frío en el norte: una corriente está sobre Canadá y el oeste de Estados Unidos y la otra sobre Eurasia. Esa ola ha cobrado varias vidas ya.