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Ser papá, profesor, amigo y hasta cocinero

La convivencia de la familia en estos días de cuarentena desata dudas y miedos. Claves para aprovecharla.

  • ilustración Elena ospina
    ilustración Elena ospina
02 de abril de 2020
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En un día habitual de una familia con hijos, lo primero es levantarlos para ir a la escuela, prepararles el desayuno, ayudarlos con el uniforme, asegurarse que se monten al transporte, correr un poco para que no les coja la tarde, y listo. Luego los papás van al trabajo y vuelven a ver a sus pequeños en la tarde o noche. Quizá alcance para una llamada antes y cuando regresen revisan las tareas, comen juntos y, a lo mejor antes de dormir, algunos papás o mamás leen un cuento.

Desde hace un par de semanas esas rutinas se transformaron. La covid-19 obligó a clausurar actividades escolares, a que en las oficinas se mandara a los trabajadores a laborar desde sus casas, a una cuarentena nacional que limita el contacto entre personas.

Una situación que agarró, a la mayoría, por sorpresa, y los padres deben afrontar una crianza muy distinta a la que estaban haciendo. “Es como si a uno le dijeran, en medio de un paseo, que tiene que arreglar una nevera que se dañó y usted no tiene ni idea de cómo hacerlo. Una analogía para explicar lo que está sucediendo”, detalla el pediatra puericultor, cofundador del grupo de puericultura de la Universidad de Antioquia, Álvaro Posada Díaz.

Algo muy importante es entender que este contexto es nuevo para todos, añade él, “estamos con una niñez diferente en un ambiente familiar y un entorno social distinto y en un hecho sin precedentes. Habrá presiones para las cuales no estábamos preparados”.

Solo que hay herramientas para salir airosos de la situación, que tanto Posada como otros profesionales de la psicología, la puericultura y la educación les aconsejan a los padres.

Establecer rutinas y horarios en casa

Para Juan Carlos Posada Mejía, psicólogo clínico de la Universidad San Buenaventura, no es adecuado permitir que el día pase sin una agenda, “así como en los paseos hay una, que el desayuno a tal hora, la salida a este punto turístico a otra hora, etcétera, en esta contingencia se debe tener muy en cuenta el horario y crearlo para todos”.

Posada añade que los niños deben tener las mismas rutinas, de acostarse y levantarse a una hora determinada, “y no tiene que ser las 6:00 de la mañana, puede ser más flexible. Insisto, no una vida cercana a la que siempre se ha tenido, pero sí una ordenada”.

Establezca un horario a cumplir para levantarse, desayunar, estudiar, tiempo de ocio, de diversión, ejercicios e incluso dormir. La propuesta es hacerlo entre todos, usar colores, buscar que sea divertido y ponerlo a la vista para ver que sí se está cumpliendo.

A la hora de las actividades académicas tratar de ir acorde con lo que la institución educativa demanda y si necesita ayuda no dudar en solicitarla. Cuidado, alertan los especialistas, en dejarlo todo en manos de la tecnología.

Participar en la vida y en el día a día

Cuenta Paola Flórez Ardila, psicóloga y creadora de la iniciativa Firmeza con amor y experta en disciplina positiva para familias y educadores, que este es un momento ideal para enseñar con sensibilidad, disponibilidad, conciencia y coherencia y que esta situación le está dando a las familias algo de lo que siempre se han quejado: tiempo.

Es momento de invitar a los hijos a que participen en la organización de la vida en hogar. El psicólogo Posada Mejía les propone a los padres que distribuyan las tareas de la casa, “desde el lavado, organizar los cuartos, el aseo de lugares comunes y los privados. Cada miembro de la familia debe tener su lugar limpio, organizado y eso los mantiene a todos ocupados. Que se convierta en una actividad común y distribuida de forma equitativa y proporcional a las capacidades y edades de cada uno”.

Los especialistas españoles Cristina Guijarro y Kevin Rodenas, confundadores del proyecto De rumbo al cambio y maestros Waldorf de primaria y jardín, añaden que hacer actividades con sentido “ ayuda a recordar que aunque no podamos cambiar situaciones que acontecen, siempre podemos hacer algo ante las adversidades, un gran aprendizaje para la vida. Los niños necesitan sentirse útiles y las tareas hogareñas son ideales para ello. Quedarnos en casa no es sinónimo de no hacer nada”.

Fortalecer los vínculos en la familia

Este es un momento –reiteran los profesionales consultados– para conocerse más y mejor, para descifrar gustos, aficiones y personalidades, conversar, contarse historias y unirse en familia. “Ser papás es estar ahí, la disciplina positiva habla de la conexión y la teoría del apego, del vínculo, estamos hablando de una necesidad básica del ser humano y de los niños especialmente, que es conectarse con sus figuras significativas de apego, en este caso papá y mamá. Es la oportunidad para enseñar esas habilidades de vida que hemos dejado de enseñar por estar trabajando, porque no podemos estar en casa y se lo delegamos a otra persona”, reitera la psicóloga Flórez .

Crear un entorno de seguridad

Guijarro y Rodenas precisan que “la seguridad es fundamental para que los niños puedan sentirse tranquilos y sigan desarrollándose sanamente. Nuestra casa es un lugar seguro donde no tengo que estar alerta, no tengo que preocuparme y puedo estar cobijado. Permitamos que los niños sientan y vivan el hogar de esta manera”.

La información sobre el coronavirus llega por distintas plataformas. La Unicef sacó un documento en el que aclara que “los niños muy pequeños aún no han adquirido la madurez suficiente para entender algunos aspectos biológicos, sociales y económicos de las enfermedades. La prioridad en esta etapa debe ser, precisamente protegerlos de aquella información que aún no pueden procesar y que les puede llevar a desarrollar ansiedad y miedos debido a la incertidumbre”.

La psicóloga Flórez detalla que se puede hablar, de acuerdo a la edad, con honestidad, sin ser ni alarmistas ni exagerados, “evitar la sobreinformación, explicarles el lavado de manos y cómo cuidarse”. Es bueno preguntarles cómo se sienten con lo que está pasando, “y es importante que ellos manifiesten qué les pasa, qué les hace falta y poder hacer retroalimentación. Si quieren contactar a un amigo ayudarles a hacerlo de manera virtual, por ejemplo. Es saber qué es lo necesario para ellos, que si la diversión, que si los amigos, y así enfocarse en sus necesidades”, concluye Flórez.

Buscar especialistas y hacer catarsis

Es habitual que en estos días de encierro voluntario afloren problemas dentro del hogar.

Posada Mejía cuenta que ha notado cómo las familias no estaban preparadas para estar juntas tanto tiempo y lo que más ha visto son personas que no se hablan entre sí y tienen que vivir esta cuarentena en la misma casa.

“Es importante abrir espacios de diálogo familiar y buscar ayuda de un experto: psicólogo, psicoterapeuta o terapeuta de familia, que estamos dispuestos a atender por internet”, y la psicóloga Flórez añade que ahora hay muchos recursos, “no tengan pena de preguntar a sus amigos, compañeros de trabajo cómo hacer por ejemplo para que sus hijos hagan tareas. No nos quedemos solos con eso, hay que hablar”.

De igual manera buscar hacer catarsis para liberar la tensión familiar, “eso significa que hay que moverse, bailar, brincar, hasta cantar. Hay bastantes ejercicios dirigidos en redes sociales”, concluye Posada Mejía. O leer juntos tirados al sofá, en una tarde en la que parece que va a llover.

13
de marzo, último día en el que los estudiantes fueron al colegio por última vez.
8
horas diarias de sueño es la recomendación. Es necesario seguir rutinas del día a día.

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