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Renacer del fuego: la historia de Félix Barrientos y el estudio de tatuaje que se incendió

La noche del sábado, el estudio de tatuaje de Félix, Sailors n’ Mermaids se incendió por una fuga de gas. Le contamos la historia y como puede ayudar.

  • Félix Barrientos estudió diseño industrial en la Universidad Pontificia Bolivariana. La misma universidad en la que hoy es profesor en los cursos de iniciación al tatuaje. FOTO: Camilo Suárez
    Félix Barrientos estudió diseño industrial en la Universidad Pontificia Bolivariana. La misma universidad en la que hoy es profesor en los cursos de iniciación al tatuaje. FOTO: Camilo Suárez
Sara Kapkin

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17 de diciembre de 2025
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Dos días antes del incendio, el local de Sailors n’ Mermaids sirvió de locación para una producción de la marca Son of Son. Como todo giraba alrededor del fuego, había velas y velones por todo el local, alrededor de una estatua de Buda. Hicieron fotos, videos, de todo. Felix Barrientos –tatudador y fundador de Sailors– fue de los primeros en irse recuerda que al salir le dijo a los encargados de la producción: muchachos, apaguen las velas del Buda porque se nos incendia la casa.

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El sábado en la noche, dos días después, un incendio devoró el local. No fue por las velas, sino por una fuga de gas en el horno de la pizzería del lado, que también es de su propiedad. No hubo muertos, ni heridos, no había nadie en ese momento, pero no se salvó casi nada.

Félix, que vive a la vuelta, llegó casi de inmediato y lo vio arder todo. En menos de 30 minutos, las llamas hicieron desaparecer más de 20 años de trabajo. La tristeza era absoluta, el estado de shock, paralizante.

A las 7:00 de la mañana del domingo, Félix estaba otra vez en el local moviendo escombros, organizando, limpiando, sin saber bien qué hacer. Mientras tanto la noticia se regó por las redes y la solidaridad de la gente –amigos, conocidos, colegas, clientes y demás– fue casi tan abrumadora como el fuego.

–Ha llegado una cantidad de gente que nunca esperé ver y eso ha sido hermoso. La reacción de la gente es lo más lindo que me ha pasado. Del sábado a hoy mi vida cambió, pero cambió en el corazón. Nada se perdió –dice Félix.

Más que tatuajes

Sailors n’ Mermaids, no sólo es uno de los estudios de tatuaje más reconocidos de Medellín, sino un espacio dónde Félix ha logrado poner todo lo que le gusta: el mar, el tatuaje, la camaradería y la enseñanza.

Félix creció en Bahía Solano, Chocó, y soñaba con ser surfista. Cuando cursaba sexto semestre de Diseño Industrial en la UPB decidió viajar a Estados Unidos, perseguir una carrera en el surf, pero encontró trabajando construcción y por un tema de papeles terminó en la cárcel.

No estuvo mucho tiempo preso, apenas cuatro meses, pero fue ahí que empezó a tatuar: aprendió a hacer tintas caseras, a afilar las grapas para hacer agujas y a tatuar a mano, sin máquina.

Cuando volvió a Medellín un amigo le ofreció un espacio para tatuar en un local en el municipio de Caldas y para allá se fue. El trabajo no era mucho, en ese entonces –hace más de 20 años–, los tatuajes eran mal vistos, de gente rara, de bandidos.

Fueron años de aprendizaje, poco a poco Félix fue ganando reconocimiento y cada vez más gente iba desde Medellín a tatuarse con él, entonces decidió mudarse.

–Empecé a sentir que ya era momento de estar más cerca entonces me vine para Envigado, todavía no quería Medellín por respeto al gremio del tatuaje y a este oficio tan lindo que nos ha dado todo –dice Félix.

Esa fue la primera sede oficial de Sailors n’ Mermaids, un estudio de tatuajes como ninguno en Medellín. Sencillo, bonito, hecho a la medida de dos diseñadores, él y su novia de entonces. Tenía un poco de todo, de galería, de templo, de escuela.

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Ahí estuvo cinco años, y en ese tiempo y en ese lugar pequeñito, empezó a cambiar la historia del tatuaje en Medellín, porque por ahí pasaron algunos de los que son hoy los mejores tatuadores de la ciudad, pero también porque ese estudio era distinto y atrajo hacia el tatuaje a otras personas que empezaban a sentir curiosidad impulsadas en parte por el mundo del entretenimiento –esos fueron también los años de Miami Ink, el reality show que mostraba desde adentro el mundo del tatuaje, desconocido para tantos–.

De Envigado se mudó a Provenza, que entonces todavía era un barrio de gente mayor. Ahí estuvo nueve años y se fue cuando llegó la fiesta, los turistas y la prostitución. En esos años tuvo también una segunda sede en Manila, y en 2022 se mudó con todo a la sede de Castropol.

Por ahora, mientras decide dónde será la nueva sede, Sailors n’ Mermaids, está operando a dos casas de donde estaba. Es un espacio provisional, prestado, fue el gesto de solidaridad de sus vecinas, para que los 20 tatuadores que integran el equipo puedan cumplir con su agenda.

Entre tanto, Félix piensa en volver a Manila o mudarse al Perpetuo Socorro, todavía no sabe bien. Pero lo que es cierto es que cada vez se va acercando cada vez más al corazón de la ciudad.

–Esto son señales de la vida. La vida me está quitando y me está dando y yo tengo que ver qué aprendo de todo esto y decido quedarme con lo potente, con lo hermoso y lo verdaderamente valiosos de todo esto, no con el dolor, el llanto ni la tristeza –dice Félix.

Hay mucho por hacer, por reconstruir, si quiere saber como ayudar visite el perfil del estudio en instagram: @sailorsnmermaids.

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