En las últimas décadas, el cambio climático ha traído consigo un aumento en las temperaturas en todo el mundo, y sus efectos van más allá de simplemente hacer que el clima sea más cálido durante el día. Las noches calurosas, caracterizadas por temperaturas elevadas, están emergiendo como un riesgo silencioso y preocupante para la salud.
Las noches, tradicionalmente frescas después de los días calurosos, se han convertido en noches tórridas, donde las temperaturas se mantienen altas incluso cuando cae el sol, con el termómetro fluctuando entre los 20°C y los 25°C.
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Investigadores médicos y científicos del clima han estado observando cómo las temperaturas nocturnas extremadamente altas pueden influir en la salud cardiovascular de las personas, pues es conocido que el calor extremo puede desencadenar una serie de problemas de salud, incluidos los golpes de calor y la deshidratación.
Los investigadores han descubierto que las noches calurosas pueden tener un efecto perjudicial en el sistema cardiovascular. Durante la noche, el cuerpo humano debería estar en un estado de relajación y descanso, permitiendo la recuperación y regeneración de los tejidos. Sin embargo, cuando las temperaturas son excepcionalmente altas, el cuerpo puede luchar por disipar el calor de manera eficiente, lo que lleva a un estrés adicional en el sistema cardiovascular.
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Investigadores de la Universidad de Roehampton en el Reino Unido han revelado que durante las noches calurosas, el corazón trabaja más para mantener la temperatura corporal en un rango saludable. En el estudio ¿Qué tan caliente es “demasiado caliente” para los humanos?, descubrieron que las altas temperaturas aumentan la frecuencia cardíaca y la presión arterial, lo que a su vez ejerce una mayor carga sobre el corazón. Las personas que ya tienen factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares, como la hipertensión o la diabetes, pueden ser particularmente vulnerables a estos efectos.
“Las temperaturas nocturnas son particularmente peligrosas para la salud humana porque el cuerpo es incapaz de recuperarse del calor permanente, lo que lleva a un aumento de ataques al corazón y a muertes”, indicó John Nairn, experto en calor extremo de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
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La temperatura recomendada, según la Organización Mundial de la Salud, debe ser entre los 18 y 24º C. Si la temperatura ambiente supera los 35º C o hasta los 40º C, existen altos riesgos para la salud, según la entidad.
Para mitigar este riesgo, es esencial tomar medidas preventivas, especialmente durante las olas de calor. Mantenerse bien hidratado es crucial, ya que la hidratación adecuada ayuda al cuerpo a regular la temperatura y reduce la carga sobre el corazón. Evitar actividades extenuantes durante las horas más cálidas del día, mantener las habitaciones frescas y bien ventiladas durante la noche también pueden ayudar a reducir el estrés cardiovascular.