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¿Por qué un terremoto puede ser tan catastrófico?

La magnitud, la profundidad y la vulnerabilidad de la infraestructura podrían definir si alguien sobrevive a uno.

  • FOTO Getty
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¿Por qué un terremoto puede ser tan catastrófico?
07 de febrero de 2023
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La tragedia, por los terremotos seguidos, o “el doblete”, que sacudió a la población de Siria y Turquía ha dejado a más de 6.000 personas fallecidas hasta el momento y una pérdida material significativa, luego de desplomarse miles de edificaciones que eran hogares y estructuras públicas de los países.

Los terremotos suceden por la interacción de las placas tectónicas de la Tierra, que son fragmentos en los que se divide la litósfera terrestre (capa externa y rígida) y no es extraño que haya ocurrido en estas regiones, ya que Turquía y Siria son países cercanos a la placa de Anatolia, una falla lateral izquierda que forma un límite con la placa arábiga.

El terremoto principal que desencadenó la tragedia sucedió en la madrugada de este lunes 6 de febrero con epicentro en la localidad de Gaziantep y una magnitud de 7,8 en la escala de Richter. Llama la atención que su réplica haya sido tan fuerte con 7,5 en la escala de Richter. Un suceso poco común en cuanto a terremotos y temblores.

“No es usual que haya réplicas tan fuertes. Algunos expertos consideran que este no fue una réplica sino otro terremoto principal, que hubo otro después del primero de la madrugada”, dice Juan Diego Jaramillo Fernández doctor en Estructuras de la Universidad Nacional de México.

Pero eso no es todo. Más allá de las importantes réplicas que han sucedido (este martes hubo otra de 5,3) la profundidad también tiene que ver con la gravedad de esta emergencia.

Sobre la profundidad

Según el ingeniero geólogo Albeiro Rendón Rivera, docente de la Universidad Nacional, existen tres tipos de sismos.

Los superficiales son aquellos que van entre 0 a 70 kilómetros de profundidad; los de 70 a 300 kilómetros son intermedios y los que van desde 300 a 700 kilómetros son profundos.

Los que ocurrieron en Siria y Turquía son superficiales: el primero tuvo una profundidad de 18 kilómetros y el segundo fue solo de 10 km, según el Servicio Geológico de Estados Unidos.

Rendón Rivera explica que “en el momento en el que una falla se mueve se produce la onda que viaja por las rocas y en su viaje se disipa la energía, es por eso que si la profundidad es poca puede haber mayor movimiento”, dice el especialista.

Por su parte, Juan Diego Jaramillo Fernández hace una metáfora para entenderlo. “Los sismos son como el sonido. Se transmite por ondas mecánicas y entre más cerca esté de donde se genera la voz, se escucha más fuerte. Si se aleja, se escucha más lejos. Así funciona con los temblores. En los que ocurrieron en Turquía y Siria, el movimiento de la falla estaba muy cerca de la zona epicentral donde ocurrió el temblor y por eso la sacudida fue tan fuerte”.

Este tipo de terremotos se diluyen rápidamente (el de Turquía y Siria duró alrededor de 30 segundos) y en las zonas más alejadas del epicentro apenas se siente que tiembla. Por ejemplo en las zonas que están a 150 kilómetros del epicentro lo sintieron muy poco, dice el especialista.

Los verdaderos peligros

Que tiemble per se no es un peligro. Se podría estar en una selva o en una cancha grande, sin edificaciones de por medio y lo único es que las personas se asustarían.

Los factores que influyen para que haya una tragedia de este nivel son la magnitud del sismo, la profundidad y la vulnerabilidad de la población.

“Este terremoto de magnitud 7,8 en Japón no hubiera sido como lo fue en Turquía y Siria, porque tienen edificaciones mejor construidas y la población está más educada en estos asuntos”, dice el geólogo.

Juan Diego agrega que “las personas no se mueren porque tiemble sino por la infraestructura que nosotros los humanos construimos y que se cae encima”, y añade que si no hay estructuras construidas por humanos, los únicos peligros son, si se está en zonas montañosas, que haya avalanchas y deslizamientos.

Además, las construcciones que se caen (y se cayeron en Siria y Turquía) probablemente son las más antiguas y las que no tienen un diseño antisísmico que previene la caída de las estructuras.

Esto, hace pensar en Colombia y si el país está preparado para este tipo de fenómenos. La respuesta es no porque, según los especialistas las ciudades están poco planificadas para ello y mal diseñadas.

John Jairo Blandón Valencia, docente del departamento de Ingeniería Civil de la Universidad Nacional de Colombia, afirma que los movimientos telúricos en el país son frecuentes debido a la zona del cinturón de fuego del Pacífico.

Sin embargo, para que ocurra una tragedia similar a la de Turquía y Siria, además de la poca profundidad y la magnitud, debe ocurrir en una ciudad vulnerable (con pocas edificaciones construidas con el diseño antisísmico).

En relación a esto, Blandón Valencia indica que en Colombia hay una norma llamada NSR-10 sismorresistente que regula las condiciones con las que se deben construir los edificios para que no se derrumben. Sin embargo, está apenas desde el 2010 y hay estructuras que son más antiguas.

“Tenemos viviendas informales en nuestras laderas que aumentan la vulnerabilidad. Se pueden presentar daños y definitivamente no estamos preparados, aquí no se pone el riesgo sísmico como una prioridad”, dice John Jairo.

Otro factor es que a pesar de que se han hecho intentos como los simulacros, debe haber una mejor educación, dice Albeiro Rendón Rivera.

En la noche del lunes el Servicio Geológico Colombiano reportó un movimiento telúrico de una magnitud de 3,7 con epicentro en Pasca, Cundinamarca y reportó otros temblores más con epicentro en Los Santos, Santander.

Algunas personas relacionaron estos fenómenos con los sismos de Turquía y Siria, sin embargo, los especialistas aseguran que no hay ninguna relación entre ellos porque son zonas muy alejadas. Además, entrega el dato de que en Colombia pueden darse hasta 30.000 temblores al año. Solo fue una coincidencia.

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