Bienvenidos a bordo. A las nueve de la mañana todo está listo para embarcar el Rhapsody of the Seas, el único crucero que sale desde Cartagena, cruza el mar Caribe, y visita Aruba, Bonaire, Curazao, Panamá, y regresa al puerto. Las olas del mar chocan contra el barco, el sol arde sobre la embarcación y sus rayos engrandecen la proa. La sensación es diminuta ante las dos cuadras y media de largo que tiene este crucero.
Hay ansiedad entre los viajeros por conocer sus instalaciones, ya no quieren ver solo las imágenes de los folletos y conformarse con las promesas de las agencias de viajes. Se pregunta si al subir sentirán mareo por el movimiento de las aguas o si acaso sufrirán un ataque de pánico por encontrarse en una embarcación en medio de la nada, de la que no podrían bajar sino hasta el siguiente puerto.
Está la duda de si tendrá sentido encerrarse durante varios días en un solo sitio, con todas las comodidades de un hotel cinco estrellas, un lujoso casino, un importante teatro, fiestas nocturnas con barra libre, glamurosas tiendas de ropa, accesorios y joyas, y si valdría la pena recorrer varias islas y puertos en una sola travesía.
Algunos jóvenes arriban con la idea de si podrán perfeccionar su inglés, pues allí no solo se toparán con norteamericanos, sino turistas de distintas latitudes. Los cruceros nunca paran: pueden durar seis meses en un solo viaje y en cada puerto siempre hay viajeros y aventureros dispuestos a vivir la experiencia. Descansar tras arduos años de trabajo, darse unas merecidas vacaciones, compartir con su familia, o viajar en pareja.
Al ingresar la gente se topa con brillantes ascensores y espejos por doquier. Su diseño es clásico: pisos alfombrados junto a luces cálidas, hacen del ingreso un momento acogedor. El Rhapsody of the Seas ya había estado antes en la costa caribe colombiana. Se tuvo que ir por un tiempo –durante la pandemia- pero está de regreso.
Dentro del destino, la comida está garantizada. Hay un restaurante a la carta y bufet. Sillas bajas, tapiz verde, mesas en madera y una buena vista, donde el azul del cielo se pierde con el del mar. Ensaladas, carnes, postres, bebidas, una porción pequeña de cada continente en el mundo. Chefs de India, Italia, Japón, y Francia. Hombres y mujeres que embarcaron desde hace seis meses.