El tabaquismo sigue siendo una de las principales causas de enfermedad y muerte prevenibles en el mundo, pero dos nuevos estudios aportan pistas clave para prevenir recaídas y mejorar la salud cerebral tras dejar el tabaco.
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El primero, publicado en Addiction por investigadores de la Universidad Deakin (Australia), revela que el motivo más fiable para explicar por qué los exfumadores vuelven al hábito no son los impulsos de consumir tabaco ni la falta de confianza, sino el cansancio mental de sostener la abstinencia.
Este fenómeno, denominado fatiga de cesación psicológica, refleja el agotamiento emocional que implica mantenerse alerta para no recaer, incluso años después de haber dejado de consumir.
El estudio, basado en casi 2 000 exfumadores de Australia, Canadá, Inglaterra y Estados Unidos, observó que quienes presentaban niveles altos de esa fatiga tenían un 64 % más de probabilidades de recaer que los que reportaban bajo cansancio.
“Dejar de fumar es notoriamente difícil: alrededor del 95 % de los intentos sin ayuda terminan en recaída”, recuerda el autor principal, Hua Yong, quien sugiere incorporar la evaluación de esta fatiga en los chequeos de salud y ofrecer apoyo preventivo cuando aparezcan los primeros signos de agotamiento.
El cerebro mejora sin tabaco
El segundo trabajo, liderado por Mikaela Bloomberg y Andrew Steptoe, ambos del University College London, ofrece una perspectiva complementaria: abandonar el tabaco, incluso en la madurez, se asocia con un deterioro cognitivo más lento.
El estudio, publicado esta semana en The Lancet Healthy Longevity, analizó datos de 9.436 personas mayores de 40 años en 12 países. Quienes dejaron de fumar experimentaron una reducción significativa en la velocidad de su declive cognitivo durante los seis años posteriores al abandono, en comparación con quienes continuaron fumando: el ritmo de pérdida de fluidez verbal se redujo a la mitad y el de memoria se ralentizó un 20 %.
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“Parece que nunca es demasiado tarde para dejar de fumar, también por el bien del cerebro”, señala Bloomberg. “Estos resultados son especialmente importantes porque los fumadores de mediana y avanzada edad suelen ser los menos propensos a intentar dejarlo, pese a que sufren más sus efectos”.
El beneficio cognitivo podría explicarse porque el tabaco daña los vasos sanguíneos que nutren el cerebro, genera inflamación crónica y estrés oxidativo. Aunque el estudio es observacional y no demuestra causalidad directa, los autores destacan que sus resultados coinciden con investigaciones previas que vinculan la cesación tabáquica con menor riesgo de demencia a largo plazo.
En conjunto, ambos trabajos subrayan un mensaje común: comprender las causas psicológicas de la recaída y reforzar la motivación para dejar el tabaco a cualquier edad son estrategias esenciales para la salud mental y cerebral.
- ¿Por qué cuesta tanto dejar de fumar?
- Porque el cerebro asocia el tabaco con placer y relajación, y mantener la abstinencia genera agotamiento mental y emocional.
- ¿Qué es la fatiga de cesación psicológica?
- Es el cansancio mental que experimentan los exfumadores al sostener la abstinencia, lo que aumenta el riesgo de recaídas.
- ¿Dejar de fumar mejora la memoria?
- Sí. Estudios científicos muestran que abandonar el tabaco reduce el deterioro cognitivo y mejora la fluidez verbal.