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Los ríos necesitan recuperar su espacio

Todas las quebradas se pueden inundar, y aunque a veces sucede por motivos naturales, el hombre también tiene responsabilidad en esto.

  • ilustración sstock
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24 de mayo de 2021
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Durante el mes de abril el Río Medellín tuvo olas, tras una jornada de lluvias intensas durante la tarde de ese lunes. Las imágenes del río oleado y desbordado en diferentes barrios de la ciudad, no tardaron en viralizarse y aunque “esto no sucedía desde el año 2011”, de acuerdo a la ingeniera geóloga Carolina García Londoño, esto es más normal de lo que parece, puede suceder en todos los ríos y quebradas del mundo y las acciones humanas, tienen mucho que ver.

La función principal que cumplen estos cuerpos de agua es transportarla, pues finalmente llegará a los océanos, así como sedimentos (rocas, arena o arcilla), cumpliendo así con el ciclo hidrológico, explica Londoño.

¿Cómo así?

Cada río o quebrada tiene su canal que cuenta con cierta amplitud y profundidad, es decir, solo le cabe cierta cantidad de agua. Por ejemplo, tome un vaso y llénelo con agua hasta que rebose, el líquido comienza a regarse porque solo cuenta con cierto espacio para almacenar el agua. “Igual sucede con los canales de afluentes, si ponemos más agua de la que pueden soportar, va a inundarse”, plantea Juan Darío Restrepo, biólogo marino y doctor en oceanografía.

Según Restrepo, la temporada de lluvias se relaciona con los desbordamientos que se presentan en estos canales. “Cuando las lluvias son más bajas, el volumen de agua va a disminuir, es una relación directa entre ambas. Así que cuando aumenta la precipitación o el Fenómeno de la Niña, es normal ver ríos inundados”.

En esto concuerda García y la explicación que se está estudiando para justificar lo sucedido a comienzos de abril con el río Medellín, por el momento, es que “hubo lluvias intensas en un período de tiempo muy corto, las cuales no se vivían desde hace 10 años. El río no tiene la capacidad de transportar esa cantidad tan grande de agua y se supera su cauce, produciendo el desbordamiento”.

El culpable

A los Fenómenos de la Niña y del Niño, se suma la pérdida de bosques. Según cifras presentadas en 2015 por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), cada año se pierden 120.000 hectáreas de cobertura boscosa en el país, esto equivale a talar cada hora 14 hectáreas de bosque. Para que se pueda imaginar la magnitud del problema, es talar cinco veces un bosque del tamaño del Estadio Atanasio Girardot, aproximadamente.

Cuando esto sucede, “estamos haciendo que los bosques no actúen como una esponja, porque ellos absorben esas lluvias intensas”, indica Restrepo. Esa esponja, como la llama el biólogo, es necesaria también cuando tenemos períodos secos porque esa agua que se acumula de la lluvia es la que alimenta a los ríos cuando estamos en temporadas de sequía. Al perder los árboles, no hay quien se encargue de realizar ese proceso de absorción y de regulación en el ciclo hídrico, así que llega más agua a los ríos.

Otro problema surge a la hora de construir diferentes edificaciones o proyectos arquitectónicos cerca de los ríos y quebradas, porque no se están respetando las rondas hídricas, “este es el espacio natural que requieren las quebradas y ríos para sus procesos ecológicos, para mantener la vegetación y animales. Incluso son zonas necesarias para dejar que el río se inunde, algo normal”, expresa García.

Por esto es que cuando hay temporada de lluvias, en la ciudad o en el país, muchas casas que aledañas a cuerpos de agua terminan inundadas, porque se está invadiendo el espacio natural de los planos de inundación del río, plantea Restrepo.

Y esto tiene consecuencias que van desde perdidas materiales hasta humanas en lugares que antes no tenían esos inconvenientes. Esto sucede porque el hombre busca cambiar la dirección de esos cauces para edificar en ciertas zonas.

Esto, además, podría tener repercusiones para la salud, porque al generarse estas inundaciones en lugares que no desembocan en un río, las aguas quedan retenidas, “provocando enfermedades como el dengue, el chikungunya o la malaria”, expresa Restrepo.

Pero esto no se queda allí, existen otras situaciones como que las basuras que no llegan a rellenos sanitarios también terminen en el agua. “Lo que sucede es que estos obstruyen los canales e interfieren en la función principal de los ríos: transportar el agua y los sedimentos”, plantea García. Además, cuando hay períodos de lluvia, la basura no permite que exista un desagüe, aumentando las probabilidades de inundaciones en la ciudad.

Sin embargo, existen acciones que usted puede realizar desde la cotidianidad para evitar que esto siga sucediendo, a continuación los expertos le dan algunos consejos

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