En la historia, las vacunas han sido ese invento científico que ha acompañado a la humanidad en las épocas más oscuras y también, las que nos han sacado de ahí.
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La primera vacuna de la historia fue impulsada por el médico inglés Edward Jenner, al recoger, en mayo de 1796, material de una lesión de viruela de vacas causada por cowpox virus de la mano de la ordeñadora Sarah Nelmes y lo inoculó —como un experimento— en el brazo de James Phipps, un niño de 8 años, hijo de un jardinero, con la intención de que su cuerpo se volviese resistente a dicha enfermedad que arrasaba en Europa y mataba a 400.000 persona cada año, causando 56 millones de muertes, según datos de National Geographic.
Fue apenas en 1980 que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la viruela como erradicada, tras diversos esfuerzos por globalizar las campañas de vacunación. A partir de allí, las vacunas han sido las aliadas de los médicos, ayudando a que se prevengan enfermedades como la tuberculosis, hepatitis B, poliovirus, tétanos, tos ferina, neumococo, sarampión, paperas y muchas más, destacando una de las enfermedades más recientes y que marcó un antes y un después de la historia moderna, que fue la pandemia por coronavirus, un virus letal que inició en Wuhan, China, y que llegó a todos los rincones del mundo. La solución: medidas de protección como el aislamiento y la vacunación.
Su relevancia es tal que cada año la Organización Panamericana de la Salud (OPS) dedica una semana para celebrar la vacuna y reflexionar sobre su importancia. Este año la 22.ª Semana de Vacunación en las Américas se celebra del 20 al 27 de abril, bajo el lema: “Actúa ahora para proteger tu futuro. #Vacúnate” y, como cada año, más de 40 países se unen para crear conciencia sobre la importancia de la inmunización y promover la equidad en el acceso regular a los servicios de salud en los países de la región, principalmente en población indígena y migrantes.
Cifras que preocupan
La Organización Mundial de la Salud (OMS) es enfática en los beneficios de las vacunas y en que la inmunización previene cada año entre 3,5 y 5 millones de fallecimientos a nivel mundial por enfermedades como la difteria, el tétanos, la tos ferina y el sarampión. Sin embargo, la pandemia redujo la cobertura de vacunación debido a las interrupciones de los programas de inmunización y los estigmas y mitos que se han difundido sobre ellas.
En Colombia, la cobertura se redujo del 95 % al 91 % y, actualmente, el porcentaje continúa por debajo de lo recomendado, que según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) idealmente debería estar por encima del 95 %.
Entre los grupos de riesgo se encuentra la población infantil, especialmente los recién nacidos, por ser vulnerables a contraer enfermedades infecciosas y mortales como la meningitis, la rubeola y el sarampión. La solución clave es vacunar para fortalecer el sistema inmune y prevenir dichos virus que arriesgan la salud y la vida de las personas.
Hoy hay más de 20 condiciones, incluidas la meningitis, la hepatitis A y B, la influenza, el neumococo, y el Virus del Papiloma Humano (VPH), que pueden evitarse con medidas tempranas de prevención, reduciendo tasas de mortalidad y morbilidad, mitigando riesgos y protegiendo a las personas alrededor del mundo. Es por eso que los especialistas están de acuerdo en promover la vacunción y acabar con ciertos estigmas que hacen daño y comprometen la salud de todos.
Los beneficios de vacunarse
La principal razón para vacunarse es lograr la inmunización de una enfermedad: una persona con sarampión puede infectar entre 12 y 18 personas, pero el número de infectados disminuye si la mayoría están vacunados contra ella.
Lo mismo ocurre con las demás enfermedades, logrando así, incluso, que el trastorno se erradique, como en el caso de la viruela.
A esto también se suman otras bondades de las vacunas, pues ellas no solo brindan la inmunidad, también algunas son capaces de disminuir dolores o quitarlos por completo.
Según el Portal Europeo de Información sobre Vacunación otra de sus ventajas es que es una de las intervenciones de salud pública más rentables, al evitar los costos asociados al tratamiento y cuidado de las personas enfermas.
Es por eso que las vacunas se administran a personas sanas. En una realidad en la que las personas dejaran de vacunarse por completo, es probable que aparecerían muchas de las enfermedades que hoy conocemos como raras o que incluso ya son inexistentes. Por eso la invitación es a seguir los planes de vacunación y comprender su importancia en cada etapa de la vida.
Desmitificando mitos sobre vacunas con la OPS
-Las vacunas causan autismo: “No hay evidencia ni ningún vínculo entre las vacunas y el autismo”.
-Las vacunas tienen ingredientes tóxicos: “Aunque los ingredientes en las etiquetas se vean raros, como el mercurio, usualmente estos se encuentran en el cuerpo”.
-Las vacunas tienen microchips para controlarnos: “Esto es imposible. Absolutamente ninguna vacuna, incluidas las de Covid-19, contienen microchips”.
-Las mujeres embarazadas no pueden vacunarse: “Falso. Ellas deben vacunarse contra enfermedades como el tétano, la influenza y la tosferina para protegerse a sí mismas y al bebé”.
-Para qué nos vamos a vacunar si igual nos enfermaremos: “Las enfermedades prevenibles no tienen que ser ‘hechos de la vida’. Todos estos diagnósticos y sufrimientos se pueden prevenir.
