Las flores son el sistema reproductivo de algunas de las plantas, explica la BBC, desde Bitesize, su plataforma educativa gratuita. Están compuestas por sépalos, que protegen a la flor cuando no se ha abierto; pétalos, encargados de atraer insectos gracias a sus colores brillantes; estambres, órganos florales masculinos; anteras, que producen los granos de polen; estigma, parte femenina que recoge los granos de polen; ovario, que produce las células sexuales femeninas, y el nectario, que produce una sustancia (néctar) que atrae a los insectos.
Víctor Julio Flórez, profesor de la facultad de ciencias agrarias de la Universidad Nacional, explica que las flores “han desarrollado una serie de colores y rutas que son visibles para los insectos”, que funcionan como “pistas de aterrizaje”, diseñadas para que cierto tipo de insectos o animales se sientan atraídos.
Este es el primer paso de la polinización, en el que las flores proveen alimento, a través del néctar, a los insectos, y estos son utilizados por las flores para el servicio de transporte de polen y su posterior reproducción.
Nicolás Camargo, biólogo de la Universidad El Bosque, manifiesta que “la parte femenina es fertilizada por una insecto que transportó granos de polen desde la parte masculina de otra planta, lo que hace posible la producción de semillas y frutos”.
Hay estrategias no solo visuales, sino olfativas, expresa Flórez, “un número importante de olores, que son unos compuestos volátiles, que no solo son interesantes para el olfato del humano, sino atractivos para los insectos. Se incluyen olores desagradables que atraen polinizadores y favorecen el proceso”.
Cabe aclarar que la polinización no solo depende de la relación entre plantas y animales. Bitesize afirma que muchas plantas realizan este proceso gracias al viento, que al igual que los polinizadores, transporta los granos de polen para garantizar la reproducción. Si el grano de polen cae sobre el estigma de la flor adecuada, comenzará a crecer dentro de los tejidos de la flor hasta llegar al ovario. Luego de eso aparecerán las semillas, las cuales, de acuerdo con el portal de la BBC, se dispersan a través de diferentes maneras: por medio del viento, animales que las ingieren y las esparcen en otro lugar luego de que pasen por su tracto digestivo, animales que las transportan en su piel, y plantas que lo hacen sin ayuda, a través de sus granos, en el caso de que los tengan.
Aunque la polinización parezca un proceso natural ajeno a los humanos, la organización Pollinator Partnership, enfocada en promover el cuidado de los polinizadores, asegura que le debemos uno de cada tres bocados de comida que consumimos a estos insectos y animales, pues “permiten la transferencia de material genético crítico para el sistema reproductivo de la mayoría de las plantas con flores, las mismas plantas que producen innumerables frutas, verduras, frutos secos, aceites y fibras. Además, previenen la erosión del suelo y remueven el CO2 de la atmósfera.