Hernández, quien murió en 1919 tras un accidente de tránsito en Caracas, Venezuela, dedicó su vida a la medicina y la ayuda a los más desfavorecidos. Desde su fallecimiento, su figura fue objeto de devoción tanto en Venezuela como en Colombia, y su camino a los altares comenzó en 1986 cuando San Juan Pablo II lo declaró ‘venerable’.
Hernán Olano García, especialista y miembro de la Academia de Historia Eclesiástica de Colombia, destacó la importancia de su canonización: “Su legado perdura en el corazón de quienes lo veneran y de quienes han recibido los milagros de Dios bajo su intercesión. José Gregorio Hernández es un santo para nuestro tiempo, un modelo de laico cristiano que nos invita a vivir la fe con alegría y compromiso”.
El milagro que lo llevó a la santidad
La beatificación de Hernández se logró en 2021 luego de que el Vaticano reconociera el milagro concedido a la niña Yaxury Solórzano, quien sobrevivió a un disparo en la cabeza tras un asalto. Los médicos la habían desahuciado, pero su madre rezó a José Gregorio Hernández y la pequeña se recuperó de forma inexplicable, sin ninguna secuela. Este hecho, avalado por el propio papa Francisco, abrió el camino para su posterior canonización.
El ataque ocurrió en marzo de 2017, cuando Yaxury y su padre fueron víctimas de un robo en Guárico, Venezuela. Una bala impactó su cabeza y los médicos que la atendieron aseguraron que no sobreviviría. Ante la desesperación, su madre oró con devoción y, contra todo pronóstico, la niña mostró señales de recuperación inesperadas tras la cirugía.
Los especialistas preveían graves secuelas en la movilidad, memoria y visión de Yaxury, pero su evolución sorprendió a la comunidad médica. A los cuatro días de la operación comenzó a reaccionar de manera positiva y en tan solo 20 días fue dada de alta sin ninguna discapacidad, lo que la Iglesia católica consideró un milagro.
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El Vaticano analizó minuciosamente el caso antes de aprobar la beatificación, incluyendo exámenes médicos y testimonios. Finalmente, el papa Francisco firmó el decreto reconociendo el milagro como una intervención divina atribuida a José Gregorio Hernández, consolidando su camino hacia la canonización.
Aunque aún no se ha definido la fecha oficial de la ceremonia de canonización, los fieles ya lo llaman ‘San José Gregorio’ y han comenzado a organizar celebraciones en su honor.