Tonos rojizos, morados, rosados y naranja han teñido el cielo del Valle de Aburrá durante los últimos días. Espectáculos que muchos quisieron guardar en fotos y que otros simplemente disfrutaron desde las calles o las terrazas.
¿A qué se deben esos colores en el cielo? El astrónomo Miguel Vásquez explica que se trata de un conjunto de factores que confluyen al mismo tiempo y de una manera fortuita.
Los tonos resultan de una mezcla entre el fenómeno de la dispersión de la luz y otras coincidencias atmosféricas como qué tan denso está el aire, si hay mucha contaminación o si el cielo está despejado o lleno de nubes.
Para explicarlo de manera sencilla, ese fenómeno al que se refiere tiene que ver con cómo se ven los colores que emana el Sol. A pesar de que muchas veces se ve amarillo, la luz que irradia “tiene una mezcla de todos los colores” a pesar de que no todos se vean, cuenta él.
“La razón por la cuál los atardeceres se están viendo así es muy parecida a la razón por la cual el cielo es azul”, dice. La luz del Sol tiene en gran cantidad el color azul, de hecho.
Dice que es “más energético” que otros como el verde, amarillo o rojo y “al ser más energético, choca más fuertemente contra las partículas de la atmósfera”, se refleja. Por eso la mayoría del tiempo el cielo se ve azul, cuando está despejado.
En imágenes: Así registramos el atardecer de este miércoles
Cuando el Sol está arriba, el color azul choca y se dispersa pintando la atmósfera. La posición del Sol es importante porque lo que sucede con los atardeceres y amaneceres es que la luz cae hacia el horizonte y no directamente.
Como ejemplo señala que a medio día, la luz recorre menos atmósfera, mientras que cuando se recorre más atmósfera, hay “más posibilidad de que se dispersen el resto de colores”.
El describe que en el momento del atardecer es como si la luz se estuviera desgastando y es cuando empiezan a dispersarse otros colores como el amarillo, naranja y rojo. Eso sucede todos los días, pero lo que genera el efecto visual también depende de las nubes, que “se pintan de esos colores que se dispersan y provienen de la luz del Sol”.