Es posible que enfermedades cardíacas se confundan con enfermedades gastrointestinales porque sus síntomas son similares. Según Sebastián Naranjo Restrepo, cardiólogo de la Clínica Ces, el infarto se puede confundir con la gastritis o el reflujo gastroesofágico porque en ellos se presenta dolor torácico. Aunque también puede darse por un dolor osteomuscular, crisis de pánico o síndrome aórtico agudo.
Por su parte, Santiago Giraldo Ramírez, cardiólogo del Hospital Pablo Tobón Uribe, anotó que si un paciente tiene solo diarrea es poco probable que sea una enfermedad del corazón, pero si tiene dolor de pecho o dificultad para respirar acompañados por vómito o diarrea, es probable que tenga un problema cardiovascular.
Edison Muñoz Ortiz, cardiólogo del Hospital Universitario San Vicente Fundación, afirmó que es importante diferenciar estos síntomas para saber cuándo ir a urgencias o a consulta externa. Si hay enfermedad cardíaca y no se va a urgencias, aumenta el riesgo de complicaciones que pueden ser incluso fatales.
Sebastián Naranjo Restrepo señaló que el dolor torácico de la gastritis o el reflujo gastroesofágico es más tipo ardor o quemante en la boca del estómago, sube al tórax y no va acompañado de sudoración; en cambio, el del infarto es opresivo, se irradia a la mandíbula, hombros o brazo izquierdo y va acompañado de náuseas y sudoración fría y profusa. Santiago Giraldo Ramírez agrega que si hay dolor de pecho o dificultad para respirar acompañada de síntomas digestivos o de desmayo, palidez y sudoración, o un dolor de tórax de más de 20 minutos, se debe ir a urgencias.
Los especialistas diferencian la enfermedad cardíaca de la gastrointestinal con un proceso de valoración clínico. Este consiste en un interrogatorio sobre los síntomas, la consideración de los antecedentes personales y familiares, la realización del examen físico y los exámenes de laboratorio o ayudas diagnósticas. Estas últimas las prescribe el médico dependiendo de la condición particular que tenga el paciente y pueden incluir electrocardiograma, estudios en sangre y un ecocardiograma. Con ellos, el médico podrá determinar qué tiene el paciente y cuál será el tratamiento