viernes
7 y 9
7 y 9
Dele tiempo al paladar para degustar. Tome bocados pequeños, mastique cada uno lentamente y por más tiempo. Tardar unos minutos más en cada comida podría tener efectos profundos. Muchos de los ciudadanos de hoy, aquí y en Tokyo, se apresuran en el día, sin tiempo para nada, y cuando hay un poco para comer algo, se engulle. Eso lleva a una vida estresante e insalubre, según exploraciones científicas sobre las formas a la hora de comer.
Es posible que haya oído hablar del Movimiento Slow Food, iniciado en Italia hace casi dos décadas para contrarrestar el movimiento de comida rápida. Más allá de una moda, recientes investigaciones revelan que hay algunas razones por las que debe considerar el simple hecho de comer más lento.
Científicos japoneses siguieron a 1.083 adultos durante cinco años, dividiéndolos en tres categorías, de acuerdo con la velocidad con la que comían: lento, normal y rápido.
También respondieron un cuestionario al inicio del estudio, compartiendo sus dietas, actividad física e historial médico. Al principio, ninguno de los voluntarios tenía un síndrome metabólico, es decir, al menos tres factores de riesgo, incluida la obesidad abdominal, el colesterol HDL “bueno”, los triglicéridos altos, la presión arterial alta y el nivel alto de azúcar en la sangre, que puede provocar problemas de salud como enfermedades cardíacas y diabetes.
Cuando los participantes informaron cinco años después, 84 habían sido diagnosticados con síndrome metabólico y su velocidad para comer era un factor predictivo importante, según los resultados en la revista Circulation en febrero de 2014. Los comedores rápidos eran 89 por ciento más propensos a tener síndrome metabólico que los lentos y normales. Solo el 2.3 por ciento de los que fueron más despacio recibieron el diagnóstico, en comparación con el 11.6 por ciento de los rápidos.
Eso no es todo. Los más veloces sufrieron más aumento de peso, cinturas más grandes y niveles más altos de azúcar en la sangre. Los investigadores dicen que engullir la comida hace que sea más fácil pasar a la plenitud antes de que el cuerpo tenga la oportunidad de indicar que se detenga. “Cuando las personas comen rápido, tienden a no sentirse llenas y es más probable que coman en exceso”, dijo en comunicado de prensa Takayuki Yamaji, autor del estudio y cardiólogo de la Universidad de Hiroshima en Japón. “Causa una mayor fluctuación de la glucosa, lo que puede conducir a la resistencia a la insulina”.
Beatriz Rada Solórzano, nutricionista de la Universidad de Antioquia, habla de hacerlo con atención plena. Ella propone visitar dos destinos lejanos: Okinawa y Francia. Sobre los japoneses, sus pobladores son esbeltos y longevos, cuenta ella, y su larga vida y excelente salud se debe a su dieta tradicional rica en frutas, vegetales, tofú y batata (común en Barranquilla por ejemplo), salpicada con un poco de carne.
Rada dice que además de su dieta, los residentes de esta ciudad japonesa guardan un secreto llamado hara hachi bu. En Japón esto significa comer hasta estar un 80 % llenos. Para esto debe estar muy atentos a las señales de saciedad que les brinda su cuerpo y paran cuando están satisfechos. Así, en vez de guiarse por señales externas, como la cantidad de comida en el plato, prefieren escuchar su cuerpo.
En cuanto a los franceses su secreto es el disfrute (un asunto que también aborda un trabajo publicado en 1999 en la revista Appetite: Las actitudes hacia los alimentos y el papel de estos en la vida en los Estados Unidos, Japón, Bélgica flamenca y Francia: posibles implicaciones para el debate sobre la dieta y la salud). Para ellos, las comidas del día son una oportunidad para saborear cada bocado y compartir en familia. “Un momento para vivir sin prisa, contrario a los almuerzos de media hora típicos de algunos países que ingieren velozmente en negocios de comida rápida. En Francia el almuerzo puede tomar dos horas, lo que permite disfrutar de la experiencia y fortalecer los lazos afectivos”.
En 2011 otro trabajo de un grupo de investigadores de Nueva Zelanda exploró los beneficios de peso de comer lentamente. Se p ublicó en Journal of the American Dietetic Association y se llevó a cabo con mujeres. Encontró que las personas que comen rápido tienen índices más altos de masa corporal.
Las investigaciones preliminares que citan incluso sugieren que masticar por más tiempo podría quemar más calorías, hasta aproximadamente 1.000 extra cada mes. Uno de los que tienen en cuenta en China encontró que tanto los hombres sanos como los obesos comían menos cuando se les pedía que masticaran 40 veces en lugar de 15 veces antes de tragar.
No es que comer rápido sea el único factor que lo hace subir de peso, pero sí parece ser muy importante para ayudarlo a entender cómo está respondiendo su metabolismo.
Estas son cuatro conclusiones de las investigaciones científicas citadas sobre el impacto de la velocidad con la que come en su salu.d