Acercarse al escritorio, tomar el lápiz y enfrentarse al examen, ese en el que venía pensando días atrás. La preparación, más que académica y de repaso, puede encontrarla sobre todo en el control de la situación y de sus emociones.
Los exámenes estandarizados o de evaluación de competencias, como las pruebas Icfes o las de acceso a las universidades públicas, identifican fortalezas y debilidades en quienes las realizan y son usadas en ámbitos académicos, laborales o de medición del sistema educativo.
“Este tipo de exámenes son acumulativos, lo que significa que, a diferencia de un examen normal, no es algo que podamos estudiar como tal en una noche para tratar de rendir mejor. Son exámenes que evalúan lo que hemos aprendido durante muchos años. Entonces más que prepararnos un día antes, lo que podemos hacer es tratar de disminuir la incertidumbre para estar más tranquilos al momento de presentarlo”, explica Katherine Vallejo Hernández, coordinadora del Centro de Evaluación y Medición de Psicología de la Universidad CES (Cesmide).
Disminuir la incertidumbre
Conocer con anterioridad el lugar donde será la prueba es crucial, “con actividades simples como esa podemos disminuir la incertidumbre, se trata de tener las variables bajo control”, dice Vallejo. Diríjase días antes al lugar, así sabrá dónde queda y podrá planear cómo llegar, en qué tipo de transporte y calcular el tiempo de desplazamiento para llegar temprano.
Ante esto último, Mariantonia Hoyos Lemos, PhD en Psicología y docente de la Universidad Eafit, agrega que mejor que llegar tarde es estar quince minutos antes en la puerta. “Mientras tanto puedo hacer unas respiraciones profundas o escuchar una canción que me guste, de tal manera que me permita estar relajado y seguro”. Además, salir con anterioridad de casa servirá para que, en caso de que se presente una eventualidad, haya tiempo de maniobra.
Además, en caso de que se presente una, Hoyos recomienda solucionarla si es urgente y mantener la calma, respirar es la clave. No obstante, complementa Vallejo, todo está principalmente en la prevención y en anticiparse a ese tipo de situaciones como vararse, quedar en un trancón o perderse.
Familiarizarse con el examen
Hoyos explica que sentirse preparado es fundamental, “a veces la ansiedad está basada en sentir que la situación que va a enfrentar es más grande que uno mismo, pero en la medida en que uno esté seguro de los conocimientos que tiene, permite de alguna manera estar más tranquilo”.
Al ser exámenes que recogen conocimientos generales y “de toda la vida”, la clave es familiarizarse con el estilo de la prueba y conocer el tipo de preguntas: de elección múltiple, abiertas, de razonamiento lógico, su construcción. En Internet puede encontrar simulacros de acceso gratuito con los que puede estudiar días antes.
Finalmente, señala Vallejo, en caso de que el examen incluya una sección de una materia específico seleccionada por usted mismo, lo ideal es revisar los temas que se trabajan en esa área, además deberá estar el coherencia con sus fortalezas, “un área en la que sé que puede tener un mejor rendimiento sobre las demás, no hay que elegirla al azar”.
Ni estrés ni tranquilidad
El día previo al examen es importante que no se vaya de fiesta, se embriague o trasnoche. Así mismo, también es importante que no se ponga a estudiar. “Lo primero va a afectar las horas de sueño y lo segundo puede generar un desgaste cognitivo”, dice Vallejo y recomienda simplemente hacer una actividad que le dé placer: estar con sus amigos un rato, salir a comer helado...
Así mismo, es importante comer y dormir bien. “El sueño es uno de los hábitos que nos permite tener mejor capacidad de aprendizaje y razonamiento”, comenta Hoyos agregando que hay que evitar comidas pesadas que lo puedan llevar a tener problemas digestivos al día siguiente, “se trata de prepararse tanto mental como físicamente”.
Procesar la información
Vallejo recomienda identificar su estilo cognitivo que bien puede ser dependiente de campo o independiente de campo. “Es la manera concreta y diferenciada que tenemos de percibir la información exterior y procesarla, así, a pesar de que se trata del mismo examen para todos, no lo vamos a procesar de la misma manera”, afirma.
Las personas dependientes de campo son aquellas que procesan la información de manera global, son fácilmente influenciables por estímulos externos, compañeros o la gente que tiene autoridad sobre ellos, además, procesan mejor la información social y emocional. “Es probable que estas personas se sientan más seguras si encuentran un amigo con quien ir a presentar el examen o si conocen a alguien antes de presentarlo”, explica. Al momento de realizar el examen y ver que lo entregan antes, podrían ponerse nerviosos y pensar que no lo están haciendo bien y que deben entregar rápido. Ante esto, Vallejo recomienda mantener la calma, no correr ni responder al azar.
Por otro lado, los independientes de campo son aquellas personas lógicas y analíticas que, durante el examen, tienden a concentrarse mucho tiempo en una sola pregunta para responder perfectamente, lo que puede influir en la pérdida de demasiado tiempo. “Ellas tienen que estar pendientes del tiempo para saber cuánto hay disponible y no atrasarse enganchado solo en una”.
Los pensamientos negativos
Pensar que no va a ser capaz o que las preguntas son difíciles es algo que puede ocurrir. Ante esto, la psicóloga Hoyos recomienda hacer una pausa y respirar cuatro veces de manera profunda, “no nos va a gastar más de un minuto, pero vamos a lograr regular los niveles de ansiedad para continuar con el examen de la mejor manera”. Así mismo, continúa, es importante que trate de concentrarse en las preguntas como tal y no en los pensamientos que empiezan a rondar, “hay que tratar de mantenerse en el examen y si nos distraemos, porque a todos nos puede pasar, es volver a centrar la atención y decir: bueno, debo responder este examen de la mejor manera posible”. Mantenga la calma y confíe en lo que ha aprendido a lo largo de su vida.