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En vista de la baja afectación que sigue presentando el país con respecto a las cifras de covid-19, el Ministerio de Salud y Protección Social tomó la determinación de eliminar, a partir de hoy 16 de mayo, la obligatoriedad del uso de tapabocas en los colegios.
La decisión se asume en coherencia con lo establecido a lo largo de los últimos meses, por ejemplo, frente la posibilidad de dejar la mascarilla en espacios cerrados (entre los que estarían también los salones de clase).
Para los adultos suele ser sencillo adaptarse a los nuevos contextos y medidas. Sin embargo, en el caso de los más pequeños (niños y niñas menores de 10 años), puede ser más complejo.
En este sentido, María Jesús Hernández Jiménez, psicóloga clínica y docente de la Universidad Internacional de Valencia, España, publicó este lunes una serie de recomendaciones en el medio especializado “The Conversation”. Las retomamos aquí.
No será fácil para todos
Entre los menores de 10 años tiende a haber una comprensión limitada del mundo y pocas estrategias para afrontar situaciones adversas, explica la psicóloga, añadido a lo cual “han estado experimentado un estado prolongado de aislamiento en el hogar y han vivido mucho tiempo bajo normas estrictas”, dice.
Es por esto que es normal que muchos de ellos sientan temor de relacionarse sin protección con sus compañeros. El papel de los padres y cuidadores entonces debe ser informarles lo que ocurre (baja afectación, cambios en las normas, etc) con frases cortas, dándoles espacio para el llanto, el grito o la alegría.
“Cuando el niño puede hablar se le debe ayudar a expresar sus sentimientos y ponerlos en contexto”, añade, de manera que pregúnteles cómo se sienten al volver a relacionarse con sus amigos y poder jugar con sus iguales en el parque.
Para niños entre los 3 y los 6 años
Hay que procurar informarles con honestidad y coherencia, además de contestar todas sus preguntas haciéndoles notar la diferencia entre los sueños, los miedos y la realidad.
Así mismo, hay que normalizar sus sentimientos y ayudarles a ponerle nombre a sus emociones. “Es importante asegurarles comodidad y descanso, darles muestras de cariño y facilitar el juego y el dibujo como medidas de expresión”.
Entre los niños de estas edades, será totalmente nuevo dejar el tapabocas, para distraerlos y facilitar la adaptación, puede recurrir a mundos imaginarios y juegos.
Para niños entre los 6 y los 10 años
En esta franja de edad hay un mayor desarrollo cognitivo, mayor sensibilidad a la información y una especial atención a las incoherencias, por ejemplo, el niño podrá notar inconsistencias entre el discurso del adulto y el tono emocional con el que lo expresa.
Por eso es muy importante informar de manera honesta, simple y concisa lo que ocurre: el peligro parece haber terminado y puede regresarse, poco a poco, a la vida normal.
Hay que “calmar con el tono de voz, igual que en el resto de edades, y ayudarles a encontrar una situación previa (un ejemplo distinto) en la que hayan logrado superar una adversidad”. Así, caerán en cuenta de que son capaces de sobrellevar pequeños retos.
Finalmente, tenga presente que las buenas noticias pueden motivar muchas preguntas. Resuélvalas tratando de encontrar un equilibrio entre lo que sienten y lo que pueden entender.
Permanezca cerca, emplee el contacto corporal (caricias, abrazos, besos) y siga usando el juego y el dibujo como medios de expresión.
No los obligue, bajo ninguna circunstancia
Cada niño vivirá la transición de las medidas según la perspectiva de sus cuidadores, señala Hernández, de ahí la importancia de que reciban la información necesaria por parte de ellos y que guíe con el ejemplo.
Para conversar elija un momento especial, que garantice que podrá atender sus reacciones y acompañarles sin prisas. Exprese, por ejemplo: “¿Te ta miedo quitarte el tapabocas? Vamos a hablar de eso un momento”.
Tras un primer diálogo el niño irá teniendo preguntas (en el instante o en momentos posteriores) para las cuales usted deberá dar respuestas veraces y claras de acuerdo con la edad.
“Nunca debemos obligarle a quitarse la mascarilla”, enfatiza Hernández, pues poco a poco irán interiorizando que pueden permanecer sin ella y que no va a ocurrir nada negativo.
En definitiva, hay que darles tiempo para adaptarse y acompañarlos en el proceso. Sin embargo, en caso de que las respuestas emocionales no disminuyan su intensidad, será necesario acudir a atención psicológica especializada.