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Luis Fernando Rendón Cortés, director de Educación Permanente de Eafit, prefiere referirse a ellas como habilidades para la vida. “(...) Una persona que socialmente pueda vivir con los demás (...) Que esté preparada para solucionar problemas reales, que use y pueda desarrollar la tecnología, pero que también haga una buena gerencia de ella”.
Para Javier Darío Fernández Ledezma, director de Ruta N, es importante entender que cuando hablamos de habilidades “no podemos categorizar entre blandas y duras, porque los humanos somos integrales (...) La Cuarta Revolución no se centra en lo tecnológico, sino en lo humano. Y eso es lo más importante”.
Agrega que uno de los ejercicios más interesantes que trajo la pandemia fue entender que la transformación digital era inmediata y no se podía seguir postergando. Adicionalmente, este proceso requiere líderes integrales, que tengan una visión humanista, sensible, social; con un conocimiento tecnológico, adaptado a las nuevas realidades.
Los equipos de trabajo, por su parte, deben cocrear, tener inteligencia colaborativa, comunicarse asertivamente, adquirir una disciplina de trabajo, a la vez que generan bienestar. Hoy la innovación no puede pensarse en espacios y estructuras rígidas que no armonicen con estas apuestas y habilidades.
Dentro de esa visión integral que propone el director de Ruta N, no es posible visualizar un profesional que no tenga unos componentes humanistas, tecnológicos y científicos, porque la transformación digital la están liderando aquellos que son disruptivos, creadores, curiosos, los que imaginan, y más en la actualidad, cuando debemos prepararnos de forma permanente para el cambio. “A la tecnología no hay que temerle, hay que adaptarla y apropiarla de manera inteligente para generar bienestar y condiciones de vida dignas para todos. Tenemos que adaptarnos a situaciones que cada vez van a ser más inciertas, más volátiles y eso amerita organizaciones inteligentes y flexibles”.