Ego, vanidad o verdadera ambición por alcanzar los avances tecnológicos de su generación. Desde Bill Gates y Steve Jobs, con Microsoft y Apple, pasando por Elon Musk y Jeff Bezos, de Tesla y Amazon, llegando a los directores de redes sociales Mark Zuckerberg (Facebook) y Jack Dorsey (Twitter), las disputas entre fundadores de gigantes tecnológicas siguen dando de qué hablar.
Aunque esas rivalidades se ven también entre expresidentes, deportistas y militantes de una ideología, la pregunta para este caso es si la carrera tecnológica le deja algún beneficio a los usuarios finales, como usted y yo, o se queda solamente en anuncios rimbombantes y un par de trinos que se vuelven tendencia en Twitter.
El pasado 4 de junio, por ejemplo, Elon Musk, cofundador de PayPal, dueño de Tesla Motors, la compañía aeronáutica SpaceX y otras 5 emXresas de tecnología, tuiteó: “Es hora de romper a Amazon, ¡los monopolios están mal!”. Eso se sumó a la noticia de que Jeff Bezos, fundador de esta compaía (clasificada como la más valiosa del mundo por segundo año consecutivo, según el ranking más reciente de Forbes), compró Zoox, una empresa de conducción autónoma. En ese último objetivo Tesla siempre ha querido llevar la delantera.
El debate se volvió a encender: ¿la carrera es por destruir al oponente o por dejarle un verdadero avance tecnológico a la humanidad?
El profesor Hugo Sin, considerado por Colciencias como el padre de Internet en Colombia, cree que “si la competencia se lleva bajo unos principios éticos representa avances tecnológicos y por lo tanto beneficios para la sociedad en general. Algunas veces son competencias por productos y otras veces son tipos de tecnologías, investigación y desarrollos innovadores”.
De Windows y iPhone
Mucho se ha discutido sobre la relación entre Bill Gates y Steve Jobs e incluso hay hipótesis que sugieren, y se leen en los foros de aficionados a la tecnología en los rincones de Internet, que el primero robó las ideas del segundo para construir su imperio.
Un poco de claridad la da la revista de tecnología Wired, una de las más antiguas en el mundo cubriendo estos temas, en una reseña de 2007. Efectivamente el trabajo que Gates había adelantado fue usado por Jobs en su momento. Así lo afirma la reseña: “Apple y Microsoft eran tan cercanos en los años 70 que cuando Jobs necesitó un sistema operativo para la Apple II, pagó 31.000 dólares por la versión de Gates de Basic sobre la versión de su socio Steve Wozniak. Jobs dijo que le rogó a Woz que escribiera el software para lidiar con el llamado punto decimal flotante, y cuando no lo hizo, se asoció con Gates”.
Trabajaron juntos en un inicio, pero se fueron distanciando, porque cada uno se convirtió en la cabeza de organizaciones diferentes, y así también fue su innovación. Gate se concentró en tener la compañía número uno en sistemas operativos para computadores, y Jobs en ser el primero en diseño de producto y dispositivos. Eso resultó ser una competencia sana que terminó en la revolución del smartphone, con el Iphone, y de la alfabetización digital, porque los sistemas operativos dejaron de ser entendedidos solo por los académicos, gracias a Windows, señala Mario Morales, analista en comunicación de la Universidad Javeriana.
También cada empresa comenzó a diversificar sus productos en computadores, celulares y tablets, sentando las bases de los ecosistemas tecnológicos de las fabricantes. A eso se han ido sumando otras compañías como Huawei y Samsung, al intentar fidelizar usuarios con su ecosistema de dispositivos vestibles, para el hogar y el trabajo.
¿Caprichos de tuiteros?
Ya en la segunda década de este siglo, la carrera tecnológica es por quién domina la inteligencia artificial y la industria aeronáutica privada, eso permitiría no solo llevar turistas al espacio sino alquilar servicios para instalar más satélites, los cuales serían útiles para que las empresas de telecomunicaciones mejoren sus servicios. Elon Musk tiene SpaceX, con la cual hizo el reciente lanzamiento de de la cápsula Crew Dragon, y Bezos tiene Blue Origin, con 20 años de experiencia.
Mario Arroyo, periodista del medio especializado en tecnología Xataka, opina que aunque Musk es más mediático y reaccionario que Bezos, “sin duda alguna, estamos ante una carrera espacial, tecnológica y empresarial, que lejos de acabar, tiene los ingredientes necesarios para generar una lucha de titanes en toda regla”.
No se puede relajar la vista frente a lo que hacen estos gigantes, dice Arroyo, porque para él, “sea como sea, y dejando la competitividad a un lado, tanto Elon Musk como Jeff Bezos son dos personalidades clave dentro del ámbito tecnológico y empresarial. Ambos empresarios están sentando las bases del futuro empresarial y tecnológico, y alejándonos de la clásica pregunta de quién es mejor, nos encontramos en una época maravillosa”.
De la competencia ya se han visto algunos frutos, por ejemplo, en el sector de inteligencia artificial. Por ejemplo, Musk es dueño del algoritmo GPT-3, famoso por ser capaz de escribir líneas de código e incluso redactar un texto en tiempo récord al contar con algunas indicaciones de base. Por su parte, Bezos ha demostrado dominar el segmento de la automatización y la IA: tiene tiendas sin cajeros, fábricas sin la intervención humana y robots que entregan a domicilio.
Finalmente, algunos de estos magnates han competido por influir políticamente. Musk, por ejemplo, hizo trinos apoyando la ya retirada candidatura de Kanye West a la presidencia de EE. UU. y ha apoyado a Trump desde su cuenta. Ahí entra otro terreno por el que se compite en la actualidad.
Los gigantes de las redes sociales Mark Zuckerberg, de Facebook, y Jack Dorsey, de Twitter, van en una carrera por moderar los contenidos de odio y discriminación en sus redes sociales, y por crear ecosistemas que garanticen la democracia en elecciones. Alejandro Pinto, estratega digital, piensa que en esa tarea Zuckerberg ha hecho varios “guiños” a la Casa Blanca, al dejar circulando contenidos falsos promocionados por los republicanos, mientras que Dorsey sienta una postura más fuerte al etiquetar trinos del presidente Trump como engañosos.
Desde el punto de vista de Pinto, esa competencia, la de moderar el discurso en las redes sociales sin afectar la libertad de expresión, es nueva en la tecnología, porque no se trata de software o hardware. Todavía está por verse si las carreras contemporáneas se quedarán solo en los titulares o traerán un disrupción tecnológica memorable como la del iPhone o la de Windows.