Marge Simpson está muerta. Esa fue la revelación que estremeció a millones de fanáticos en el episodio final de la temporada 36 de Los Simpson, emitido en mayo de 2025. Aunque se trata de una muerte ubicada en una línea temporal futura, el impacto emocional fue inmediato y global. El capítulo, titulado Estranger Things, mostró un salto de 35 años en el tiempo y selló con ternura, humor y tristeza el destino de la matriarca más célebre de la televisión animada. En medio de escenas cargadas de nostalgia, la ficción imaginó a una Lisa adulta como comisionada de la NBA y a Bart dirigiendo un asilo ilegal donde vive Homero. En ese escenario, la ausencia de Marge no solo se siente: se llora.
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La escena que confirmó la noticia fue breve, pero suficiente para desatar la tormenta: Homero, envejecido y abatido, se detiene frente a la tumba de su esposa y llora desconsoladamente. A partir de ahí, el episodio traza un recorrido emocional a través de los recuerdos, las cartas y los últimos deseos de Marge. “Estoy tan feliz de que mis hijos estén unidos otra vez”, se le escucha decir desde una grabación que Lisa encuentra tras su muerte. En la cinta, que los hermanos descubren poco después, les pide que permanezcan unidos y no olviden nunca el valor de su familia. Una súplica que reaviva el vínculo entre Bart y Lisa, distanciados desde que dejaron de ver juntos Tommy y Daly, y que termina por reunir a los tres sobrevivientes frente a la televisión, como en los viejos tiempos.
La escena final es tan surreal como icónica: desde el cielo, Marge observa a su familia y conversa con Ringo Starr, su nuevo compañero celestial. “Estoy tan feliz de que podamos casarnos con otras personas en el cielo”, le dice antes de besarlo. El ex Beatle responde con un comentario que combina humor y ternura: “Amor, vamos a llegar tarde al bufé celestial. Hay una torre de camarones”.
Ahora, aunque la serie no revela las causas exactas de la muerte de Marge, sí deja claro que su ausencia en ese futuro no es simbólica ni ambigua: es definitiva. Por eso, la indignación, el asombro y el duelo inundaron redes sociales como X, TikTok e Instagram, donde los fanáticos reaccionaron con incredulidad. “¿Cómo pudieron hacernos esto?”, se preguntó un usuario; otro, con más desesperanza, exigió: “Mejor que traigan a Marge de vuelta ahora mismo”.
No es la primera vez que Los Simpson se atreve a proyectar líneas temporales alternativas. La serie, que debutó en 1989, ha jugado con futuros distantes en múltiples ocasiones. Pero esta vez el tono fue distinto: más íntimo, más doloroso, más humano. En el pasado, los guionistas usaron este recurso para imaginar a Lisa como presidenta, o a Bart como un músico frustrado, sin mayores consecuencias para el canon de la serie.
Sin embargo, el cierre de la temporada 36 introduce una dimensión emocional profunda que desestabiliza incluso a los espectadores más veteranos. ¿Se trata de una muerte real dentro del universo narrativo? La respuesta es desconocida. Si bien es cierto que FOX confirmó que Los Simpson seguirá al aire por lo menos hasta la temporada 40 y que Marge no ha sido eliminada de manera definitiva, también lo es que este episodio no fue tratado como una simple parodia, sino como una despedida formal y conmovedora.
Las dudas no tardaron en multiplicarse. “¿Es parte del canon o solo un experimento emocional?”, se preguntaron muchos. La lógica de la serie, donde los personajes rara vez envejecen y los episodios suelen ser autoconclusivos, invita a pensar que todo volverá a la normalidad. Pero la escena del funeral, la carta, la tumba y el ascenso al cielo con Ringo Starr dejaron una marca demasiado profunda como para ignorarla por completo.
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Lo cierto es que con esto, la serie animada más longeva de la historia volvió a demostrar su capacidad de reinvención, incluso a costa del dolor de su audiencia. Como recordó La Nación, Los Simpson no solo ha anticipado eventos globales con asombrosa precisión —desde la presidencia de Donald Trump hasta la invención de los relojes inteligentes—, sino que ha servido durante décadas como un espejo satírico de la sociedad.
