En tiempos de teléfonos inteligentes, la noticia que más ruido ha generado en el Mobile World Congress en Barcelona es el regreso de un teléfono no tan inteligente, el Nokia 3310, un celular básico.
Fue el domingo, conocido como el día de los dispositivos en el evento más grande de la industria móvil, cuando se desvelaron los lanzamientos de las compañías que fabrican estos equipos y que están allí presentes, entre ellas Huawei, Blackberry, LG Electronics y Sony. El gran ausente de esta edición fue Samsung, ya que prefirió presentar su Samsung Galaxy S8 en un evento privado y no en el marco de la feria como lo ha hecho en los últimos años.
La atención que ha ganado el nuevo Nokia 3310 no es para menos. El regreso del emblemático celular, después de que su primera versión se lanzó hace 17 años, está marcando un hito en la industria. Cuando los usuarios parecen demandar cada día teléfonos con mejores funcionalidades, Nokia revive uno de los equipos que lo hizo famoso, además de retornar con otros que sí cumplen con las exigencias actuales.
Aunque parece mentira, la demanda de los teléfonos básicos (feature phones) sigue aún presente. Solo en el segundo trimestre de 2016 se despacharon 126 millones de unidades de celulares básicos, según señala un informe de IDC. En el mismo documento se informa que el crecimiento de este mercado fue del 1 % en la misma época, igual que el que tuvo el mercado de inteligentes.
Las marcas líderes en ese segmento son Transsion, Samsung y Microsoft, y los lugares que más demandan estos equipos son Medio Oriente y Norte de África, Asia Pacífico y Europa Central y del Este. Además, señala IDC, si bien el crecimiento de los despachos de estos equipos ha sido negativo en Latinoamérica, “está mostrando cierta tendencia al alza”.
Eso parece indicar que las personas están optando por un segundo equipo que les permita desconectarse pero no del todo, ya que con estos móviles pueden seguir haciendo y recibiendo llamadas y mensajes de texto, pero le pueden decir adiós a la saturación de información a la que se someten a diario por medio de aplicaciones de redes sociales y de mensajería instantánea porque no tienen conexión a Internet.