Hace poco, exactamente en mayo de este año, se dio un ejemplo reciente de la manifestación visible de lo que es una tormenta solar y fue el episodio de auroras boreales que, de manera inusual, fueron vistas en latitudes mucho más bajas de lo habitual, incluyendo regiones de España, Francia y México.
Las tormentas solares son fenómenos astronómicos de gran relevancia que han suscitado un creciente interés tanto en la comunidad científica como en la sociedad en general, pues estas tormentas, que resultan de perturbaciones en la atmósfera del Sol, pueden tener efectos profundos y a veces devastadores en la Tierra, en especial en un contexto en el que la tecnología y las comunicaciones son cada vez más fundamentales para la vida diaria.
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Pero, ¿y cómo se originan? A partir de explosiones en la superficie del Sol, conocidas como erupciones solares o como eyecciones de masa coronal (CME, por sus siglas en inglés). Mauricio Arango, astrónomo e investigador egresado de la Universidad de Antioquia, explicó que “una tormenta solar se genera cuando el Sol libera una enorme cantidad de energía en forma de radiación electromagnética y partículas cargadas que se dispersan por el espacio”.
Ahora, ese material solar expulsado puede recorrer millones de kilómetros y si se dirige hacia la Tierra, pueden desencadenar una tormenta geomagnética, pues las eyecciones de masa coronal son peligrosas, ya que involucran vastas cantidades de plasma solar, un gas compuesto de partículas cargadas como protones y electrones, que al llegar a la magnetosfera terrestre, pueden alterar la estructura del campo magnético, produciendo corrientes eléctricas en la ionosfera y generando auroras boreales y australes. Sin embargo, los efectos de una tormenta solar van mucho más allá de las impresionantes luces en el cielo nocturno.
¿Cómo se detectan?
Para detectar estas tormentas, los científicos dependen de observaciones continuas del Sol y de mediciones del viento solar, que es el flujo constante de partículas cargadas que emite nuestra estrella.
Juan Camilo Buitrago Casas, físico y magíster en Astronomía de la Universidad Nacional de Colombia, en una conversación anterior con EL COLOMBIANO, destacó que “la detección de tormentas solares se realiza a través de satélites que monitorean el viento solar y las perturbaciones en el campo magnético de la Tierra. Estos datos permiten predecir con cierta precisión cuándo una tormenta solar podría impactar la Tierra y qué tan intensa podría ser”.
Lo cual es de vital importancia, ya que la predicción es crucial para mitigar los posibles daños que este fenómeno pueda causar, especialmente en la infraestructura tecnológica.