La ingeniería, tradicionalmente orientada a entender los efectos de las leyes naturales sobre los cuerpos físicos y los procesos terrestres, también puede ofrecer herramientas para explorar y comprender el cuerpo humano.
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Bajo esta mirada, la profesora Lina María Gómez Echavarría, adscrita al Departamento de Procesos y Energía de la Facultad de Minas, ha desarrollado modelos matemáticos que describen sistemas biológicos, entre ellos el útero femenino, con el propósito de visibilizar la importancia de reconocer y priorizar la salud menstrual.
Partiendo de la premisa de que cada cuerpo humano es único y que en esas particularidades reside gran parte de su bienestar, Gómez Echavarría —ingeniera mecánica y doctora en ingeniería de sistemas de control— decidió enfocar sus investigaciones en el cuerpo de las mujeres, por lo que el útero, órgano central en la vida biológica femenina, se convirtió en objeto de un riguroso análisis, mediante el uso de ecuaciones diferenciales y conocimientos sobre fenómenos de transporte.
Una de las principales inquietudes que abordó en sus investigaciones fue cómo evoluciona el endometrio durante el ciclo menstrual. Gracias a la modelación matemática, Gómez pudo describir el crecimiento de esta capa uterina: su desprendimiento durante la menstruación, su regeneración en la fase preovulatoria, su máximo desarrollo en la ovulación y su mantenimiento o descamación en la etapa premenstrual. “Observar la dinámica de los órganos es esencial para comprender el cuerpo”, subraya la docente, quien lidera el curso “Ingeniería del Cuerpo Humano”.
Y es que desde 2018, Gómez ha utilizado la metodología de Modelado Semifísico de Base Fenomenológica (MSBF) para estudiar el comportamiento del útero, apoyándose en herramientas de la ingeniería de sistemas de control y en la fisiología femenina. Como resultado de este trabajo, ha publicado artículos en revistas científicas como Journal of Theoretical Biology y ha integrado estos conocimientos en actividades académicas en la Universidad Nacional de Colombia y otras instituciones.
Su aproximación permite entender que el cuerpo femenino no debe analizarse a partir de modelos masculinos estandarizados. A través de leyes físicas como la termodinámica y la gravedad, Gómez ha evidenciado que las mujeres presentan variaciones cíclicas naturales en el metabolismo, la absorción de nutrientes y otros procesos fisiológicos, y reconocer estas diferencias, lejos de patologizarlas, implica aceptar la naturaleza cíclica del cuerpo femenino como un rasgo de salud.
Este enfoque también propone un cambio de paradigma en la medicina, que históricamente ha ignorado la especificidad del ciclo ovulatorio-menstrual. Según Gómez, el tratamiento de las mujeres como “cuerpos estandarizados” ha llevado a diagnósticos erróneos y a una visión limitada de su salud metabólica y cardiovascular.
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Además de su investigación sobre el útero, Gómez ha modelado otros sistemas biológicos como el respiratorio y el cardiovascular. Actualmente, dirige una tesis doctoral que analiza cómo las fluctuaciones hormonales del ciclo ovulatorio afectan el metabolismo y el sistema circulatorio, profundizando en fenómenos como la absorción de glucosa, el almacenamiento de grasas y la vasoconstricción durante la menstruación.
En términos sociales y económicos, Gómez advierte que la falta de comprensión adecuada sobre la fisiología femenina genera impactos negativos en la vida de las mujeres. Muchos parámetros médicos actuales derivan de una visión sesgada y homogénea que no contempla la dinámica cíclica del cuerpo femenino, reforzando estereotipos y normas que no se ajustan a sus necesidades biológicas.
Uno de los hallazgos más relevantes de sus estudios es el replanteamiento de ciertos indicadores clínicos. Por ejemplo, el aumento de colesterol en la premenopausia no necesariamente refleja una enfermedad, sino una respuesta adaptativa al descenso de estrógenos, un proceso normal que suele malinterpretarse bajo criterios médicos tradicionales.
Carolina Ramírez Mazo, candidata doctoral dirigida por Gómez, complementa esta perspectiva: modelar matemáticamente el ciclo ovulatorio permite descentralizarlo de su asociación exclusiva con la reproducción y reconocer su papel esencial en el mantenimiento de un cuerpo femenino sano.
En suma, la labor de Lina María Gómez demuestra que la ingeniería aplicada al estudio del cuerpo humano puede ser una herramienta poderosa para generar conocimiento, propiciar el autoconocimiento y fortalecer la capacidad de las mujeres para gestionar su salud de manera informada y consciente. Ciencia y tecnología, en este contexto, se revelan como aliados indispensables para una comprensión más justa y completa de la vida femenina.
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