Acá las nueces, allí las almendras, en este otro sitio las pacanas y en el otro las avellanas.
No es la descripción de los estantes en un supermercado, es la manera como las ardillas almacenan sus alimentos.
Eso encontraron científicos de la Universidad de California en Berkeley al estudiar el comportamiento de las ardillas zorro del campus.
Sí, tal como cualquier persona organiza los alimentos en la alacena.
En el estudio, en Royal Society Open Science, se muestra por primera vez una evidencia de que disponen sus recursos mediante una estrategia cognitiva con la cual los humanos y otros animales organizan la información espacial, lingüística, numérica u otra en grupos más pequeños y manejables, tal como se hace con los fólderes y subfólderes en un computador.
Estas ardillas recopilan entre 3.000 y 10.000 nueces cada año y las separan en una especie de subfólderes, una por cada tipo de nuez. “Es la primera demostración de ese comportamiento en un animal que esconde la comida, y sugiere a la vez que las ardillas usan estrategias flexibles para almacenar el alimento, dependiendo de cómo lo consiguen”, explicó Mikel Delgado, quien condujo el estudio.
El comportamiento animal es un campo de continuo estudio por varias disciplinas, como la psicología, para entender no solo por qué actúan de cierta manera sino para ayudar a su conservación y para aplicar en humanos.
Los investigadores presumen que la técnica sofisticada de almacenamiento de estas ardillas maximiza la capacidad de recordar dónde guardaron su comida a la vez que la esconden de ladrones.
En el estudio de dos años se rastrearon los patrones de almacenamiento de 45 ardillas machos y hembras.
Se usaron diferentes combinaciones de sitios y nueces, entregándoselas donde habían almacenado alguna, a otras en un punto central al que debían regresar si querían recibir otra nuez. A unas se les dieron 16 nueces en filas de 4, como almendras seguidas de pacanas, luego de avellanas y así, y rastrearon los patrones de almacenamiento. Las que las recibían en un solo sitio, las guardaban por tipo en lugar diferente, y las que tuvieron las nueces en varios puntos evitaban los sitios donde ya habían enterrado otras y no las organizaban por tipo.
“Sugiere que, cuando no tienen conocimiento exacto de una fuente central de alimentos, utilizan una solución más simple para evitar las áreas donde guardaron alimentos antes”, dijeron los autores del estudio.