En una proeza tecnológica científicos construyeron la casa más pequeña del mundo, aunque tiene un problema: ni una pulga cabría en ella. Es más: mejor dicho, casi que ni se puede ver. Mide 300 x 300 micrómetros (millonésima parte de un metro).
La construcción se hizo mediante un nuevo sistema de microrrobótica que se constituye en un nuevo paso de las nanotecnologías ópticas.
Fue ‘construida’ en una cámara de vacío, fijando los componentes en fibras ópticas con una precisión de nanómetros y usando herramientas para manipular iones.
El logro se hizo en el Instituto Femto-ST en Besancon en Francia y fue reportado en el Journal of Vacuum Science and Technology A.
Hasta ahora no se había logrado el ensamblaje de microestructuras, pero con esta innovación se pueden instalar sensores en las puntas de las fibras para que los científicos puedan ver y manipular distintos componentes. Así, se pueden insertar fibras ópticas tan delgadas como un cabello humano en sitios inaccesibles como los motores de un jet o vasos sanguíneos para detectar niveles de radiación o moléculas virales.
Tras el logro, los investigadores esperan avanzar a ensamblajes de solo 20 a 100 nanómetros (mil millonésima parte de un metro) de diámetro.