Si pueden ser nocivos los tatuajes o algunas tintas usadas en ellos, no se sabe con certeza. Lo que los científicos comienzan a develar en un tema poco estudiado es la presencia de partículas de los pigmentos en otras áreas del cuerpo, lejos de la piel.
No se sabe si podrían generar algún problema de salud, pero crean inquietudes.
En un estudio publicado en Scientific Reports el 12 de septiembre, científicos alemanes y franceses encontraron partículas de la tinta en el sistema inmunitario. “Cuando estas se inyectan, algunas viajan a los ganglios en cuestión de minutos”, dijo Ines Schereiver, una de las investigadoras, al portal LiveScience.
La mayor parte del pigmento permanece en el sitio, literalmente es devorado por los macrófagos, las células que hacen parte de la primera línea de defensa del cuerpo. Las que no, permanecen en la dermis en los fibroblastos, células de la piel, y así se forma el dibujo del tatuaje.
Las investigaciones
Al comenzar a indagar más acerca del tema, distintos estudios han encontrado que la historia no es tan simple. En ratones se han identificado partículas en el hígado. En el estudio de Schereiver y colegas se estudiaron ganglios linfáticos de cuatro cadáveres con tatuajes y dos que no los tenían.
En los primeros, como desde hace años había reportado la literatura científica, detectaron ganglios alargados. En biopsias ya los patólogos habían visto coloración inusual en esos nódulos.
En 2015, en un estudio en Obstetrics and Gynecology, médicos quedaron sorprendidos por los resultados en una paciente de 32 años con cáncer cervical.
La mujer tenía tatuajes en sus piernas y las escanografías mostraban ganglios linfáticos ilíacos que sugerían metástasis. Durante la cirugía descubrieron que contenían tinta de los tatuajes y el análisis reveló que no había metástasis, en una falsa alarma.
Schereiver y colegas concluyeron que las partículas menores a 100 nanómetros eran las que más migraban a los ganglios.
Una era el carbono negro, que al parecer se descomponía en nanopartículas que iban a parar a los nódulos. Estudiaron además el dióxido de titanio, usado en las blancas, que no parece descomponerse, pero hallaron algunas partículas en estos.
También detectaron metales pesados tóxicos, de esos que sería mejor evitar en el cuerpo, comentó la experta.
Otro estudio de mayo de este año, en Dermatology, reveló la presencia de tinta en el hígado de ratones tatuados. Aunque tienen una piel distinta, más delgada que la humana, genera inquietudes. Estaban en las células que remueven las sustancias tóxicas, las células de Kupffer.
El pigmento es el ingrediente que crea las preocupaciones. En 2011 un estudio en Dinamarca encontró que 10 % de los frascos no abiertos estaban contaminados con bacterias, mientras que en 2012 otro de la Agencia de Protección Ambiental Danesa mostró que uno de cada cinco tintas de tatuajes contenía químicos carcinógenos.
Hasta ahora poco se ha investigado esa relación con el cáncer o con otras posibles afectaciones de la salud, y no hay investigaciones que lo confirmen.
Como esta práctica de la humanidad tan antigua y tan extendida hoy no se detendrá, se necesitarán más estudios sobre el proceso del tatuaje y sus elementos para conocer posibles reacciones y mejorar la seguridad.