En febrero de este año, el anuncio de Whatsapp sobre la entrada en vigor de los nuevos términos y condiciones que estableció para sus usuarios generó todo tipo de reacciones, confusiones y rumores.
Lo más sonado y que generó desconfianza decía que se daría acceso a Facebook (propietaria de Whatsapp) a datos y conversaciones personales a lo que la aplicación aclaró en su blog: “Siempre protegeremos tus conversaciones personales con cifrado de extremo a extremo, de modo que ni WhatsApp ni Facebook puedan ver esos mensajes privados. Por esa razón, no mantenemos registros de los contactos a quienes cada persona llama o envía mensajes. Tampoco podemos ver las ubicaciones que compartes ni compartimos tus contactos con Facebook”.
¿Qué pasará realmente?
Diego Espitia, Chief Security Ambassador ElevenPaths - Parths of Telefónica Tech, dice que lo primero que debe quedar claro es que con este cambio, “todo lo que se genere de localización, tiempos de habla y relaciones con números empresariales va a terminar siendo un insumo para que Facebook o Instagram muestren publicidad”. Y esto tiene tanto cosas buenas como malas.
“Lo bueno es que vas a recibir mejor información de la que hoy recibes, pero lo malo es que al final estás entregando parte de tu privacidad para que se use para su beneficio”.
Es cierto que los usuarios cuando piensan en privacidad en este tipo de servicios piensan en sus conversaciones.
Ronald Melo, especialista en canales digitales y arquitecto de productos de inteligencia artificial Cari AI, precisa que es falso que la aplicación envíe y comparta las conversaciones privadas a Facebook sencillamente porque no tiene sentido financieramente hablando.
“Esta aplicación registra 100 mil millones de mensajes al día y desde un punto de vista operacional y financiero, no es rentable aplicar la tecnología de procesamiento y entendimiento del lenguaje natural (NLP y NLU respectivamente, por sus siglas en inglés) a las conversaciones, y que además varía respecto a regiones, países y zonas geográficas, tan sólo para saber si alguien está interesado en comprar algún producto”.
Melo explica que lo que Whatsapp comparte con Facebook son los metadatos: “información y detalles asociados a un usuario y que es valorada en la industria de marketing, como son las ubicaciones, las transacciones comerciales, el tiempo y patrones de usabilidad de los dispositivos, etcétera”.
Espitia pone un ejemplo coloquial: “La señora de la panadería del barrio abrió un Whatsapp para que en pandemia la gente le haga los pedidos y así como usted, lo pueden hacer 100 vecinos. Whatsapp, al ver ese flujo de información hacía el teléfono de la panadería, marcado como negocio, ya sabe con qué frecuencia usted le compra pan y qué otras personas a su alrededor lo hacen y esto le va permitir a Facebook vender esos datos. Nadie va a saber qué pan compraste ni cuántos, solo saben que compras pan al negocio de la vecina. Si llega otra empresa panadera cerca y compra una campaña online a través de Facebook, sabrá que hay 100 candidatos que adquieren pan en ese sector”.