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Una periodista en su ciencia

Ángela Posada Swafford es la colombiana que le explica al mundo los descubrimientos científicos.

  • Ángela abrazando al icónico sumergible Alvin, del Instituto Oceanográfico de Woods Hole, equivalente submarino del Transbordador Espacial. FOTO Cortesía Ángela Posada Swafford
    Ángela abrazando al icónico sumergible Alvin, del Instituto Oceanográfico de Woods Hole, equivalente submarino del Transbordador Espacial. FOTO Cortesía Ángela Posada Swafford
01 de noviembre de 2015
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Ha estado a tres mil pies de profundidad bajo el mar, sobre un cráter activo del volcán Mauna Kea en Hawai y en paisajes tan extremos como el Círculo Polar Ártico. También ha manipulado animales venenosos y se ha maravillado con peces que no tienen sangre.

La protagonista de estas aventuras es la periodista colombiana Ángela Posada Swafford, que lleva 30 años escribiendo sobre temas científicos para medios como National Geographic, Astronomy Magazine, Wired, New Scientist, The Boston Globe, The Miami Herald, entre otros. Nació en Bogotá y desde 1998 reside en Miami Beach, lugar en el que trabaja como corresponsal de Estados Unidos para la revista Muy Interesante.

En sus artículos, documentales y libros, Ángela muestra una ciencia más humana y conectada con el mundo. Es capaz de traducir la ecuación astrofísica más compleja en una oración que cualquiera puede entender sin perder el rigor científico. Esa es su magia.

Su trabajo la ha hecho merecedora de decenas de reconocimientos como Periodista del Año en Espacio y Aeronáutica, del New England Section of the American Institute of Aeronautics and Astronautics, en 2001, y el Premio Sacyr en periodismo científico, dirigido por el respetado divulgador Eduardo Punset, en 2010.

Esta embajadora del talento colombiano en el mundo es nuestro Perfil Tuitero:

Después de cubrir grandes acontecimientos astronómicos con la Nasa por más de 25 años, ¿cuál es el que más recuerda?

“Tal vez los vuelos a bordo del ‘Vomit Comet’, el avión de entrenamiento en microgravedad, porque hacen que tu cuerpo experimente esta sensación de la misma manera que los astronautas en el espacio y es alucinante. Uno se siente como hueco. Es muy interesante”.

Ha visitado lugares extraordinarios gracias a su trabajo, ¿qué le falta en su “lista de deseos”?

“Muchos, como ir a ver los narvales del Ártico, acariciar un águila, bajar a la cueva más profunda del mundo. También visitar India para ver su programa espacial, la tundra ártica (en la región polar del norte de la tierra), Groenlandia y Egipto, en busca de Cleopatra”.

De sus viajes con científicos en diferentes expediciones por el mundo, ¿qué es lo que más le ha sorprendido?

“La reacción de muchos expertos en situaciones insólitas. Ver su humanidad brotar por los poros. Por ejemplo, ver a un astrónomo que cae de rodillas cuando se encapota la única noche que tiene de observación en un gran telescopio sobre Los Andes, y su carrera entera está cimentada sobre esa observación o un experto mundial en tiburones, cuando reflexiona en su descubrimiento de que esos peces son inmunes al cáncer y él sufre de leucemia”.

¿Quiénes son los Aventureros de la ciencia?, háblenos de su serie de libros...

“Se llama ‘Juntos en la Aventura’, editado por el Grupo Planeta Colombia. Se trata de una serie de 8 (serán 15) novelas de aventuras, ciencia y adrenalina para chicos entre 8 y 14 años. Las historias se basan en mis propios reportajes. Son cuatro chicos y la Tía Abigail, mi álter ego, viviendo diferentes experiencias mientras aprenden que la ciencia es ‘cool’. Los libros están siendo leídos en unas 70 escuelas en Colombia”.

¿Cuál es la teoría científica o la investigación que más la cautiva actualmente?

“Varias: el abismo marino, la neurología, Titán, la luna de Saturno, y su mar de metano, la migración de algunas aves de polo a polo, entre otros”.

¿Cuál es el secreto para “hacerse entender” en temas tan complejos e, incluso, ajenos para la gente?

“Me tengo que enamorar yo primero del tema para hacer que la gente se enamore de él, entonces el secreto es que cuando uno está enamorado no importa cuánto trabajo u obstáculos surjan, uno se entrega a aprender sobre eso, a preguntar, a leer, a ir más allá. Y luego, a redactar. Es como hacer un bordado a mano. Se nota cuándo hay cariño o cuándo es automático. Claro, eso toma tiempo entonces hay que escoger las batallas”.

Ha escrito sobre muchas ramas, que van desde la astrofìsica hasta la genética ¿tiene alguna preferida?

“Espacio, mar, fósiles y animales. Esas son mis cuatro consentidas. Pero hay muchas más que amo”.

¿Cómo se imagina el mundo en 30 años?

“No tan diferente, pero sí con avances grandes en genética, bioingeniería, y farmacéutica. Y espero que en 30 años ya estemos poniendo un pie en Marte”.

¿Por qué cree que es importante que las personas, sin importar su profesión, sepan de ciencia?

“Si no sabemos de ciencia, nos dejamos meter gato por liebre. Además, la ciencia puede resultar muy divertida, tanto como un buen partido de fútbol si se cuenta bien”.

¿Qué le recomendaría a una persona que quiere aprender más de la ciencia?

“Leer buenas publicaciones, programas de radio o TV. Por ejemplo, Scientific American en español y Muy Interesante, entre otras. Tener curiosidad y no creer en zombies ni pseudociencia, todo eso es menos interesante que la ciencia verdadera”.

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