Muchos han escuchado el término, pero no todos lo dimensionan. El cibermatoneo, una práctica que afecta principalmente a los adolescentes y jóvenes, puede ser más perjudicial psicológicamente que el abuso sexual, afirma Ricardo Ruidiaz director de la Fundación Amigos Unidos, organización que atiende este tipo de denuncias en el país.
Para hacerle frente a esta práctica, Facebook, plataforma digital que constantemente se ve envuelta en casos de cibermatoneo, creó el Centro de Prevención del Bullying.
Esta división, orientada por la Universidad de Yale, incluye una serie de guías para jóvenes, padres y educadores para que aprendan cómo actuar en estos casos, en adición a la herramienta para reportar una publicación ofensiva y pedir que la eliminen.
¿Puede funcionar?
Ruidiaz opina que es una buena idea, pero que llegó tarde, considerando que el mayor número de casos se origina en esta red social y llevan mucho tiempo pasando este maltrato por alto, diciendo que las publicaciones no infringen las normas de comunidad de la plataforma.
En el video promocional de esta herramienta, Facebook señala que el 65 por ciento de quienes recibieron la petición de eliminar una publicación respondieron positivamente y la borraron, pero Ruidiaz piensa que poco sirve pedir que eliminen la publicación porque “el agresor pretende hacer daño y esto lo va a hacer sentir complacido. Por el contrario, esta sumisión de la víctima puede repercutir en más maltrato y hasta extorsión”.
No es inofensivo
En cuatro años de trabajo, Amigos Unidos identificó que esto puede generar consecuencias físicas relacionadas con el control de esfínteres, inconvenientes digestivos, desórdenes alimenticios, consumo de sustancias y, a largo plazo, estrés postraumático.
Además de los problemas de sueño que causa el temor por lo que enfrentarían al otro día, que puede desencadenar una depresión y hasta el suicidio. “Tres de cada cinco víctimas tienen estas tendencias y, de ellas, dos lo han intentado”, resalta el experto.
Esto empeora cuando se tiene en cuenta que el matoneo no termina, ni siquiera cuando salen de clase, porque las redes funcionan las veinticuatro horas.
La Ley 1620 de 2013
Cabe recordar que en Colombia existe una ley sobre convivencia escolar que reconoce el acoso dentro y fuera de los claustros. Un caso emblemático en la que se aplicó es el de Sergio Urrego, quien se quitó la vida a los 16 años tras un constante matoneo debido a su condición sexual.
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