La creación de la Holding Financiera es positiva en la medida en que permite fortalecer el gobierno corporativo de las entidades que la conforman, definir políticas de riesgo claras para proteger los recursos públicos y enfocar la actividad de las empresas públicas en segmentos en donde existen fallas de mercado significativas.
Las entidades financieras públicas son instrumentos fundamentales para llevar productos y servicios financieros a segmentos no atendidos, fomentar la competencia y canalizar otros mecanismos de política pública. En todo caso es necesario garantizar que lo hacen de la manera más eficiente posible y que compiten en igualdad de condiciones con sus contrapartes privadas.
Es deseable que su junta directiva esté conformada por miembros independientes separados de la función de regulación de las actividades financieras, tal como lo recomendaron diversos comités de la Ocde en el proceso de acceso de Colombia. En ese sentido, la Holding Financiera va a estar sujeta a las mismas normas que les aplican a los conglomerados financieros privados, deberá establecer políticas de riesgo aplicables a todas sus entidades y será vigilada por la Superintendencia Financiera.
Si bien el momento político parecía no ser el más apropiado, el vencimiento de las facultades extraordinarias otorgadas en el plan de desarrollo requería que el gobierno expidiera el decreto de su creación.
