Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la situación actual y las perspectivas de la economía mundial para los próximos meses no luce tan prometedora como se pronosticó a comienzos del año.
En un reciente discurso, la Directora Gerente del Fondo, Christine Lagarde, indicaba que, mientras “las economías avanzadas siguen estancadas en un ciclo de un menguado crecimiento”, los países de menores ingresos y exportadores de materias primas continúan lidiando con los bajos precios.
En este entorno, el FMI estima, para 2016, un crecimiento mundial de 3,1 por ciento, que es ligeramente inferior al registrado un año atrás (3,2 por ciento). Para 2017 se espera una aceleración moderada: 3,4 por ciento.
La señora Lagarde mantiene su preocupación “de que el crecimiento ha sido excesivamente bajo durante demasiado tiempo y beneficia a muy pocos”.
Según el FMI, las consecuencias sociales y políticas que se derivan de esta situación se expresan en la creciente desigualdad registrada en un gran número de países; en la intensificación de los conflictos y las migraciones en diversas regiones; y en mayores tensiones políticas alrededor del comercio mundial.
En cuanto al desempeño de las economías latinoamericanas, el Fondo señala que “la actividad económica se desaceleró, debido a que varios países están sumidos en recesión”.
El pronóstico de crecimiento de la región para 2016 es de -0,6 por ciento (en 2015 fue nulo). Para el año entrante se espera que la recuperación se afiance (1,6 por ciento). Por su parte, el Banco Mundial estima, para este año, una contracción de -1,1 por ciento y, para 2017, un crecimiento del 1,8 por ciento.
Entre las naciones latinoamericanas, los mejores desempeños los tendrán, para 2016 y 2017, Panamá (5,6 por ciento en ambos años) y Perú (3,7 y 4,2 por ciento respectivamente).
Se espera que Colombia crezca 2,3 y 2,8 por ciento respectivamente. Estos registros, aunque bajos, están por encima de la media regional. Con ello, queda claro que, en la región, el país no presenta un comportamiento destacado.
El Banco señala que la economía colombiana está afectada, principalmente, por sus problemas fiscales, lo que, a su juicio, demanda de un pronto ajuste en esta materia. Esto hace aún más prioritaria y urgente la aprobación de la reforma tributaria integral.
Las cifras de exportaciones, empleo e inflación reveladas recientemente por el Dane indican que las dificultades que se han tenido en estos campos comienzan a presentar signos más alentadores.
Así, luego de más de 20 meses a la baja, en agosto las exportaciones totales del país aumentaron 7,0 por ciento con respecto a igual período de 2015. Esta mejora respondió al incremento en las ventas de los bienes no tradicionales.
De otra parte, la tasa de desempleo en dicho mes fue de 9,0 por ciento, lo que representa una ligera disminución con respecto a agosto del año pasado (9,1 por ciento).
Gracias a la caída en los precios de los alimentos y a la relativa estabilización de la tasa de cambio, en septiembre, la inflación al consumidor fue de -0,05 por ciento. Con esto, la inflación anual se ubica en 7,27 por ciento.
De continuarse con estas tendencias, existe la posibilidad de que la peor parte del ajuste comience a superarse. No obstante, las autoridades económicas, y en particular el Gobierno, tienen por delante una inmensa tarea para asegurar la estabilidad macroeconómica y afianzar el crecimiento.