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La postpandemia

La posibilidad de contagio ya no depende de una autoridad que vigila, sino de la responsabilidad de cada uno. Llegó la hora de la transición.

26 de febrero de 2022
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Tal parece que el mundo ha entrado en una nueva fase de la pandemia y es la de la relajación de las restricciones. La agenda política mundial, que tras más de dos años se ha visto condicionada por el coronavirus, comienza a avanzar hacia la flexibilización en distintos grados dependiendo del país que se habite y sin olvidar en ningún momento las advertencias de que este no es el final.

Europa se encuentra en un momento de optimismo al respecto del covid-19. Dinamarca opta por la eliminación de las limitaciones a sus ciudadanos y la primera ministra, Mette Frederiksen, habla de la transición hacia una nueva era. Austria va a levantar casi todas las medidas que restringen el contacto social y se podrá asistir a eventos, restaurantes, hoteles y gimnasios sin presentar prueba de salud. Alemania planea lo mismo para el 20 de marzo, aunque desde el Ministerio de Salud no se cansan de repetir que la relajación no debe ser total. España y Francia van en esta misma línea. Siempre resulta gratificante ver cómo en países donde la pandemia pegó con tanta fuerza la vida comienza a retomar su cauce.

Sin embargo, el caso más llamativo es el del Reino Unido, que, encabezado por su primer ministro Boris Johnson, ha lanzado el plan más abierto y polémico de todos. Se llama Convivir con el covid y comenzará a funcionar a partir del 1.º de abril. Ya no habrá obligación legal de aislarse si se está contagiado, el rastreo de contactos se acabará, las pruebas gratuitas solo se harán a la población más vulnerable y no se necesitará más la presentación del pase covid. Todas estas medidas exigen un grado muy alto de responsabilidad individual, por lo que hay voces en contra que advierten que es demasiado pronto para desentenderse así de la población, pues el virus continuará evolucionando en los próximos dos años y hay que permanecer atentos.

Estados Unidos también está a punto de levantar los requisitos para el uso obligatorio de mascarillas en los colegios, de manera que los niños sientan que han regresado a la normalidad. Saben que no se va a conseguir un estado de covid cero, pero están dispuestos a pasar de la pandemia a la fase endémica y eso hace una gran diferencia.

Y en otro lado del mundo, en Sudáfrica, la ola de la variante ómicron se ha declarado oficialmente terminada. Solo queda el requisito de usar mascarilla protectora y el orgullo de ser los primeros en detectar la variante y de estar en capacidad de desarrollar sus propias vacunas. Los sudafricanos lograron impulsar iniciativas locales en medio de la emergencia que vivieron.

En Australia, en Nueva Zelanda y en Israel ya les dan la bienvenida a los turistas reabriendo las fronteras. Después de las medidas tan estrictas en las que vivieron durante meses, esta semana por fin empezaron a movilizarse y a recibir vuelos internacionales.

En Suramérica, varios países han dado ya señales de que la pandemia se ha hecho más manejable y de que hay que convivir con ella. Brasil, que tiene en su haber 600.000 muertos, ha conseguido que el 82 % de su población tenga las dos dosis en este momento, con lo cual empieza a ver la luz al final del túnel y se permite también ir aligerando las restricciones.

Colombia ha dado un primer paso con la eliminación del uso del tapabocas en espacios al aire libre en las zonas donde haya un 70 % de vacunados con doble dosis. Aunque para algunos puede ser un paso tímido, no hay que olvidar la carga de presión hospitalaria a la que estuvo sometido el país en los peores momentos, de manera que es mejor ir despacio pero seguro.

En últimas, lo que se observa en general es la devolución, por parte de los gobiernos, de los derechos de los ciudadanos, que se habían limitado a causa de la pandemia. Y también algo muy importante: la entrega de la responsabilidad del contagio a cada individuo. Ya se sabe cómo evitarlo, pero ahora no depende de una autoridad que vigila, sino de la responsabilidad de cada uno. Ha llegado el momento, aquí en Antioquia y en Colombia, de ser partícipes de esta transición.

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