Terminó la cumbre de la Otan en Madrid, una de las que más expectativas ha generado en los últimos años por las decisiones que se debían tomar en medio de la terrible invasión a Ucrania. La inclusión de Finlandia y Suecia como parte de la Alianza, el compromiso de más dinero y armamento pesado para Ucrania y el refuerzo militar en el flanco oriental, cercano a Rusia, son los resultados más visibles de esta cumbre de líderes de una treintena de países. La idea de todos ellos es adaptarse a los retos del siglo XXI, uno de los cuales, si no el más importante, es el desafío sistémico que representa China.
El miedo que da tajada y no se expresa ha sido uno de los factores determinantes para tomar decisiones hasta hace unos meses impensables. La aceptación de que, simplemente, con Putin ya no funciona la diplomacia, y de que la libertad y la soberanía democráticas no se tienen garantizadas, le ha dado un nuevo impulso a la Otan, que venía cumpliendo un papel desdibujado y de la que hasta el mismo Macron había dicho en alguna ocasión que sufría de “muerte cerebral”.
Ahora, en la cumbre, los países europeos tomaron conciencia sobre la necesidad de aumentar el gasto militar para protegerse mutuamente e incluso naciones como Finlandia o Suecia abandonaron su tradición de neutralidad.
Durante los cuatro días que duró la reunión en Madrid, la Alianza Atlántica pasó por la mayor revisión que ha tenido desde los tiempos de la Guerra Fría, según afirmó el secretario general de la Otan, Jens Stoltenberg. De allí salió un documento que se llama Concepto Estratégico 2022, del que se pueden extraer varias conclusiones inmediatas respecto al nuevo orden geoestratégico mundial y al rumbo de la nueva política de defensa de las democracias occidentales.
Si algo se puede decir con certeza es que Europa se va a armar hasta los dientes: habrá más de 300.000 soldados el próximo año, una cifra siete veces superior a la actual, de solo 40.000. EE. UU. enviará nuevos buques de guerra a España, aviones de combate a Reino Unido y tropas terrestres a Rumania. Y habrá un cuartel militar permanente en Polonia.
Rusia pasó de ser socio a convertirse en la amenaza más significativa y directa para la seguridad, la estabilidad y la paz de los aliados. Aunque los miembros de la Otan dejaron claro que no quieren cerrar los canales de comunicación con Moscú.
Otro de los grandes acuerdos a los que se llegó fue el de aceptar la solicitud de membresía de Finlandia y Suecia después de que Turquía levantó el veto que inicialmente había impuesto. Eso sí, su presidente Erdogan dejó muy claro que todo dependería de que estos dos países cumplan con las condiciones que les ha impuesto y que muy seguramente, pasan por el tipo de protección que esas naciones ofrecen a los kurdos. En todo caso, de darse esta nueva adhesión, que debe ser aceptada por los 30 países que hacen parte de la Otan, se confirmaría así uno de los cambios más importantes en materia de seguridad de las últimas décadas.
Y por último, queda perfectamente claro en el documento la declaración sobre China no como un adversario, sino como un desafío para los intereses y valores de la organización. Las políticas chinas en cuanto a aumento de su arsenal nuclear, los ataques cibernéticos y sus campañas de desinformación exigen una competencia estratégica en la que la Otan tiene que ser un jugador proactivo, según quedó establecido.
Tras las declaraciones de Madrid, Moscú declaró a la Otan como una amenaza y la acusó de tener ambiciones imperiales y supremacistas. Y también dijo que si Finlandia y Suecia aceptan tropas e infraestructura militar en su territorio, Moscú responderá de “manera simétrica”. A lo que Biden respondió: “Lo decimos en serio, un ataque contra uno es un ataque contra todos”.
Si algo hemos visto a lo largo de estos meses de guerra es que la retórica bélica ha ido escalando a medida que el conflicto lo ha hecho. Y ese intercambio de amenazas así lo demuestra. Tal vez sea un buen momento para pensar en esa reflexión que hizo el papa Francisco acerca de que estamos viviendo una Tercera Guerra Mundial a trozos.