El año 1919 fue un hito para la historia de la aviación en Colombia. El 15 de junio de ese año, el piloto norteamericano William Knox Martin transportó en su avión Curtiss Jenny un saco de correo entre Barranquilla y Puerto Colombia. El entusiasmo por ese evento sin precedentes llevó a que, el 5 de diciembre de 1919, un grupo de inversionistas fundara en Barranquilla la Sociedad Colombo-Alemana de Transportes Aéreos, Scadta, la antecesora de Avianca, la icónica aerolínea que durante 100 años ha llevado el nombre de Colombia por todo el mundo.
Sin embargo, Scadta, que según sus estatutos fue creada para “operar comercialmente cualquier tipo de hidroaviones o cualquier tipo de equipo para transportar pasajeros y correo por vía aérea”, no fue la primera firma colombiana constituida para ese propósito. En efecto, en el mes de septiembre de ese mismo año, el empresario antioqueño Don Guillermo Echavarría Misas creó en Medellín la Compañía Colombiana de Navegación Aérea. Pero esa empresa, agobiada por los accidentes, tuvo que dejar de funcionar apenas al año de iniciar su trabajo. De otro lado, a finales de ese mismo año, el presidente Marco Fidel Suárez firmó el decreto que dio nacimiento a una escuela de aviación con fines militares.
Resulta admirable que los empresarios que dieron nacimiento a la aviación en Colombia tuvieran una iniciativa con repercusiones mundiales. De hecho, KLM (Koninklijke Luchtvaartmaatschappij), la empresa real holandesa considerada la primera aerolínea en Europa, inició en octubre de 1919, mucho antes que las grandes compañías equivalentes como Lufthansa (Alemania), Aeroflot (ex-URSS), Swissair (Suiza) o Air France (Francia), nacieran antes de la Segunda Guerra Mundial.
Los primeros vuelos de Scadta, llevados a cabo en aviones Junkers F-13 de pasajeros, comunicaron las poblaciones sobre el río Magdalena. A finales de 1920 pudo llegar por fin un Junker a Bogotá y desde entonces la compañía no cesó de crecer. Pronto empezó a ofrecer vuelos internacionales y a transportar el correo, primero dentro del territorio colombiano y, posteriormente, en Centroamérica.
Cuando ya estaba a punto de comenzar la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos decide terminar con la influencia alemana en las líneas aéreas de América Latina. Colombia, bajo la presión del Departamento de Estado, expidió la Ley 89 de 1938 que, al tiempo que daba las pautas para organizar la aviación civil en el país, también nacionalizó a Scadta, junto con otras empresas.
Un año después, el Gobierno tomó la decisión de fusionar Scadta con Saco, una empresa bogotana creada en 1933. La empresa tomó el nombre de Aerovías Nacionales de Colombia -Avianca-, iniciándose con esto una nueva etapa.
Con el fin de la guerra, Avianca retomó sus operaciones internacionales a toda América, a lo que agregó destinos europeos como Lisboa y París. Para eso modernizó su flota con aviones como el DC4, C54 y el Lockheed 1049 Super Constellation. En 1976 compró su primer Boeing 747.
El siglo XXI ha sido complejo para Avianca. En 2004, la mayoría accionaria pasó a manos del empresario Germán Efromovich. En 2010, la empresa se fusionó con el grupo Taca, mientras que en 2012 ingresó a la red de aerolíneas Star Alliance. Actualmente, Avianca está en un profundo proceso de reorganización que, si funciona adecuadamente, debe propiciar que la empresa supere las dificultades y siga volando por todo el mundo por otros 100 años.