Si bien los indicadores todavía no son preocupantes, ni mucho menos, lo que sí podría ocurrir es que el nuevo pico que el Ministerio de Salud pronosticó primero para octubre y después para principios de noviembre podría estar comenzando a configurarse.
En esta pandemia hemos aprendido que en Colombia suele repetirse con uno o dos meses de retraso lo que primero se presenta en países de Europa y en Estados Unidos. De esa manera, hay que tener en cuenta que en Alemania están hoy apretando dientes con el nuevo pico: tuvieron ayer casi 40.000 nuevos contagios diarios, mucho más que el récord diario anterior, de casi 34.000 en diciembre de 2020.
La diferencia, por supuesto, la hace la vacunación. Los fallecidos ahora no llegan a 200 diarios, muchos menos que los 1.250 diarios que vivieron en diciembre cuando se dio el pico anterior.
Según el ministro de Sanidad alemán, en las UCI están viviendo lo que él llama “una pandemia de los no vacunados”. Y es que, contrario a lo que se puede creer, en Alemania no han logrado llegar al 70 % de vacunados contra el covid-19 y no propiamente por falta de vacunas.
Esos números nos sirven de espejo para tener conciencia como país de que tenemos que meter el pie en el acelerador a la vacunación. En este momento en Colombia no llegamos ni a la mitad de la población con el esquema completo (hay poco más del 43 %) y casi el 61 % con una dosis.
El problema que tenemos en este momento no es de vacunas: en octubre llegaron más de 18 millones, hace unos días casi 2 millones más. Hay que tener en cuenta también que Medellín y otras ciudades del Valle de Aburrá ya tienen a más del 80 % de su población de 12 años con al menos una dosis.
Pero llegó el momento de encontrar maneras de que la vacunación —ojalá antes que el covid— se ponga otra vez de moda. La última encuesta Pulso Social del Dane reveló que el 35,7 % de quienes están dispuestos a inocularse no lo han hecho por “falta de tiempo”. Hágame el favor. Con una pandemia que ya ha matado a más de 5 millones de personas en el mundo, la vacuna no puede ser relegada simplemente por falta de espacio en la agenda personal. ¡Hay que vacunarse!
En ese sentido, la medida del Gobierno de exigir carné de vacunación para poder entrar a sitios de concentración masiva —como bares, restaurantes, bingos, estadios y hasta museos— es un buen incentivo para comenzar a mover a los que se han mostrado más lentos. El carné no se lo pedirán para ir a iglesias o centros comerciales, y los niños hasta los 12 años están exentos de la medida.
Ojalá este mecanismo, que en el fondo lo que busca es que más personas se vacunen, no se choque contra la realidad de los rezagos en el cargue de información sobre las personas vacunadas, pues no son pocos los colombianos que juiciosamente han entrado al portal Mi Vacuna a digitalizar su proceso de inmunización, pero —incluso varias semanas después de aplicarse las dosis— aún no aparecen sus datos.
De hecho, se estima un retraso de hasta el 24 % en los datos que deben subir los vacunadores. La medida ya está en firme y se comenzará a exigir el carné, así sea con una sola dosis, a partir del próximo martes 16 de noviembre.
Se dejó abierta la posibilidad para que los ministerios de Salud y del Interior, con el apoyo de alcaldías y gobernaciones —que son los encargados de ponerla en práctica—, anuncien antes de fin de año la obligatoriedad de presentar el carné de vacunación con todo el esquema completo.
En últimas, si quedan por ahí personas indecisas, no estaría mal que cada vacunado trate de convencer a uno que esté renuente al pinchazo de las ventajas para él y para todos de estar inmunizados contra este bicho mortal. Algo así como: adopta a un No Vacunado.
Con las fiestas de fin de año a la vuelta de la esquina, ninguna medida es descabellada para garantizar que haya más colombianos a salvo del covid