x

Pico y Placa Medellín

viernes

3 y 4 

3 y 4

Pico y Placa Medellín

jueves

0 y 2 

0 y 2

Pico y Placa Medellín

miercoles

1 y 8 

1 y 8

Pico y Placa Medellín

martes

5 y 7  

5 y 7

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

6 y 9  

6 y 9

Ver para creer: Bugonia, de Yorgos Lanthimos

04 de noviembre de 2025
bookmark
  • Ver para creer: Bugonia, de Yorgos Lanthimos

Los verdaderos autores de cine, es decir, los que en realidad construyen una obra a partir de obsesiones temáticas, estéticas, o ambas, no les tienen miedo a los remakes. A veces no les salen bien, como a Spike Lee con Oldboy” (aunque aprendió la lección y salió mejor librado con Del cielo al infierno) pero en otras ocasiones consiguen que a uno se le olvide que existió un material original, porque simplemente lo hacen suyo, lo incorporan a su obra y lo convierten en otra pieza de su rompecabezas. Lo hizo Scorsese con The departed (y se ganó su único Óscar como director, a pesar de que merezca decenas) y lo hace ahora frente a nuestros ojos Yorgos Lanthimos con Bugonia, la adaptación de una cruel comedia coreana que en sus manos se convierte en una historia, también cruel y también con un humor desafiante, pero mucho más ambigua, satírica y exigente con el espectador.

La exigencia comienza por el título, y aunque seguramente muchos de ustedes leyeron sobre cierta creencia relacionada con las abejas, que son muy importantes en la película, la Wikipedia en español es menos extensa que la escrita en inglés y más precisa, diciendo que al final el término bugonia (que etimológicamente viene del griego, primera forma de Lanthimos, ateniense de nacimiento, para incorporarlo a su universo) se extendió a todo supuesto fenómeno de generación espontánea de vida. Y de eso, de una idea supuestamente científica que en realidad proviene de la fe, de la creencia intensa en algo, es que trata esta historia y buena parte de la obra de su director. La realidad que inventaba el padre de familia de Canino tenía fuerza de dogma para sus hijos; para que funcionara el engaño de “Alps”, en el que ciertos personajes se hacían pasar por familiares muertos de una familia, era imprescindible que éstas creyeran en sus actuaciones; era la fe desquiciada la que impulsaba las acciones del personaje central de El sacrificio del ciervo sagrado, tal vez la película más obviamente conectada con Bugonia.

El matiz acá, sutil pero fundamental, es que la creencia de Teddy en que Michelle, la despiadada CEO de una compañía farmacéutica a la que secuestra, es un alto mando alienígena que está en la Tierra para exterminar a la Humanidad, nos interpela todo el tiempo, mucho más que en las películas anteriores. Lanthimos, ayudado por la música temible de Jerskin Fendrix, nos cuestiona en cada escena. Se lo imagina uno sonriendo detrás de nuestra butaca cuando pone a Emma Stone a responder con una sensatez imposible ante las acciones absurdas de sus captores; o cuando hace que Jesse Plemons imprima cierta ingenuidad al fanatismo de Teddy, para que le tengamos piedad además de miedo. Ambos probablemente serán nominados al Óscar.

Podrían quedarse con el regusto ácido de un final que raya con la comedia de trazo más grueso, pero olvidarían que el director está puntualizando con él que toda fe es ridícula, vista desde afuera. Si los hechos, como que estamos acabando con nuestro planeta, parecen no importarnos, solo queda la fe. En lo que quieran, o en el poder conmovedor del cine, como la tiene con fervor Yorgos Lanthimos.

Sigue leyendo

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD