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Los sonidos del silencio son una paradoja interesante que nos lleva a preguntarnos: ¿cómo podemos conceptualizar los “sonidos” dentro de algo que carece de sonido? Va más allá de lo literal; es algo espiritual, si se quiere. Por eso mismo, y técnicamente, la música tiene silencios, que forman parte de esa increíble constelación. Esos silencios dentro del sonido son parte de la propuesta que nace de la indignación de un grupo de artistas que buscan dignificar su trabajo y frenar la incursión de la inteligencia artificial (IA) en la industria musical.
Imaginen esto: ingreso a YouTube y un anuncio dice: “Crea tu canción con IA. Captura y amplifica tu inspiración en Mureka”. Luego, un pequeño tutorial de creación: “Ingresa el título de la canción y haz clic en siguiente. Introduce la letra aquí. Describe la emoción que quieres generar con tu nueva canción. Finaliza tu nuevo éxito musical”. Y así de fácil, una canción nueva para el nuevo artista compositor.
Son estas canciones, sumadas al ruido blanco para bebés, al sonido de la lluvia cayendo sobre tejados, a los sonidos de cafeterías y restaurantes, y a los millones de pistas de sonidos en 432 Hz para dormir, las que ahora compiten con los artistas independientes y consolidados de todo el mundo.
Las plataformas musicales reciben la IA, y esto hace que la competencia, además de desleal, sea insultante.
En otros territorios, el panorama es aún más desolador. La propuesta del gobierno británico es modificar la legislación de derechos de autor. Con esta modificación, se permitiría facilitar el desarrollo y entrenamiento de plataformas de inteligencia artificial para que, sin licencia, puedan usar música sin pagar derechos de autor.
Como respuesta a esta amenaza, más de mil artistas –entre los que se encuentran Damon Albarn, Annie Lennox, Naomi Kimpenu, Kate Bush y muchos más– crearon un disco sin sonido, compuesto solo de estática, sonidos ambiente, susurros, pasos y nada más que ruido blanco. Su premisa es clara: “En la música del futuro, ¿acaso no se oirán nuestras voces?” El disco se llama Is This What We Want? (¿Es esto lo que queremos?).
Está compuesto por doce canciones, cada una con un nombre. Juntas, forman la frase: “El gobierno británico no debe legalizar el robo en beneficio de las empresas de inteligencia artificial”. Con esta revolucionaria apuesta discográfica, que ya está disponible en plataformas musicales, los artistas, además de recordarnos a John Cage y su rebelde obra 4:33, nos invitan a pensar el futuro de la industria y de la labor de crear canciones.
Valientes. Necesarios. Éticos. Coherentes. Artistas. Ellos buscan el sonido del silencio para rescatar los valores morales y comerciales de su propia música.
¿Qué piensan de todo esto?