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Bob Dylan tiene misterio. Detrás de su ligera barba, sus anteojos bien puestos, su sombrero de plumaje, su nariz respingada, sus manos siempre dispuestas a las cuerdas, su dedo índice y su dedo medio de la mano izquierda siempre con un cigarrillo, su andar lento y su aparente figura de dureza, guarda la sensibilidad de un artista que ha atravesado el tiempo con elegancia y buen gusto.
Su nombre de pila es Robert Allen Zimmerman, pero su amor por la literatura, por la poesía y su admiración por el poeta Dylan Thomas, lo llevó a tomar prestado el apellido artístico que lo condujo con éxito a los grandes escenarios del mundo: Dylan.
Desde niño creció en un entorno rural en una ciudad de Minnesota llamada Duluth, y desde allí, con el folk como canción de cuna, empezó a soñar con guitarras y canciones para cambiar el mundo, y lo hizo, lo cambió, nos cambió a todos con una voz de volcán en efervescencia, con su armónica como un tren de carga y con seis cuerdas tensadas para reivindicar la juventud contestataria y agobiada de su país.
Pero no es necesario hacerle una gran presentación a una leyenda viva del folk rock, a más de sesenta años de carrera artística rodando por los escenarios más emblemáticos del mundo, y menos a un músico creador de canciones merecedoras de un Premio Nobel de Literatura.
La anécdota por contar tiene que ver con ese huracán que envuelve su historia, con esa tormenta de sensaciones que invadió su corazón en el año 1966, les hablo de su canción Hurricane, una valiente y cronista composición que denunció la injusticia cometida contra el boxeador Rubin Hurricane Carter, un boxeador cuyo erróneo encarcelamiento inspiró a Bob Dylan para componer la canción, hacer memoria y denuncia.
Año 1966, Paterson, New Jersey. Rubin “Huracán” Carter era un valor en alza en el boxeo en la categoría de los pesos semi-pesados, y era considerado por todos, expertos en deporte y fanáticos, como el principal aspirante al título mundial. Rubin Carter y otro hombre llamado John Artis estaban tomando unas copas en un lugar llamado Lafayette Grill, y allí presenciaron un tripleasesinato del que fueron acusados injustamente, solo por estar allí, en un mal momento a la hora indicada. Luego de un proceso con una amplia cobertura periodística, y con acusaciones de haber sido un asesinato con tintes racistas, ambos fueron condenados a cuatro cadenas perpetuas. Pero en los años posteriores comenzaron a surgir numerosas controversias sobre el caso, relativas a la falta de evidencias y a lo cuestionable de la veracidad de las declaraciones de algunos de los testigos.
En 1974, el boxeador publicó desde la cárcel una autobiografía, “The Sixteenth Round”, libro que además de llamar la atención de Mohamed Alí, le interesó a Dylan.
Luego de leer la historia Bob se reunió con Carter en prisión, y tras quedarle claro que el ex boxeador era inocente, organizó varios conciertos benéficos para contar su historia. En 1975 Dylan, con esta historia en la sien y en un galopante corazón, escribió la canción Hurricane, y de inmediato se convirtió en un éxito revolucionario. Por fortuna toda la presión mediática y artística sirvió para que el boxeador saliera de la cárcel, y luego de esto se convirtiera en un activista a favor de la liberación de presos que, como él, habían sido condenados por crímenes que no habían cometido.