x

Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

language COL arrow_drop_down

Anatomía de una sentencia, “Matar a un tigre”, de Nisha Pahuja

18 de marzo de 2024
bookmark

Samuel Castro

La pobreza produce casi siempre las mismas imágenes. Ve uno los primeros minutos de “Matar a un tigre”, documental indio que estuvo nominado este año al Óscar en su categoría y que subieron esta semana a Netflix y piensa de inmediato que esos parajes del nororiente de la India se ven igualitos a los de decenas de pueblos colombianos, con sus casas desvencijadas, sus carreteras polvorientas y sus habitantes de mirada escrutadora.

Kiran, la niña que está haciéndose un peinado al comienzo de la película, luce también igual que cientos de miles de niñas en Colombia. Ella verá truncada su infancia cuando tres jóvenes que conocía y con los que compartía en una fiesta familiar, la violan. El relato del terrible crimen lo cuenta el padre de Kiran, Ranjit, el protagonista de esta historia y el verdadero héroe de la trama. Porque Ranjit, en una actitud excepcional para su cultura se pone de parte de su hija desde el comienzo y decide que los jóvenes que cometieron la violación deben pagar por su crimen. Es él quien acompaña a Kiran a hacer la denuncia a la mañana siguiente. En la India esto es tan raro que por esa razón la Fundación Srijan decidió acompañar al padre en todo el proceso judicial y en el trámite burocrático, con la esperanza de que sirviera de ejemplo para otros. Por eso grabaron las imágenes que vemos.

Porque lo común en esa parte de India es que si se descubre a los criminales, la familia obligue a la niña a casarse con su violador para “restablecer la paz” y evitarle la vergüenza del señalamiento a las familias. Que esa sea la costumbre a Rajit le tiene sin cuidado, él no va a permitir que eso ocurra en su casa. Si ustedes piensan que “eso no pasa acá” deberían repasar las discusiones que se dan en nuestros medios ante la violencia sexual ejercida en los resguardos indígenas por aquello de “respetar sus tradiciones” o la violencia intrafamiliar que se esconde entre nuestras clases más pudientes por el miedo al qué dirán. Los buenos documentales son aquellos que logran contar una historia con sus particularidades, pero logrando que conectemos con ella, que haya un lazo común con la realidad de la audiencia. Aquí también hemos visto a ese concejal que se viste para lo reconozcan y que piensa que los criminales no merecen el castigo; o a ese inspector que podría arruinar el proceso con su incompetencia, o a los vecinos que amenazan de muerte a Ranjit porque está “exponiéndolos a todos”. La pobreza produce casi siempre los mismos prototipos humanos.

Puede que el documental peque un poco a la hora de documentar cada paso del proceso, pero a lo mejor nos conviene recordar que el camino del héroe no es fácil. Sobre todo si miramos el indicador del Georgetown Institute for Women, Peace and Security, que mide los procesos de inclusión, seguridad y justicia para las mujeres en el mundo. Entre 177 países, India ocupa un muy preocupante puesto 128. Colombia, supuestamente tan distinta del gigante asiático, está peor, en el puesto 132.

Sigue leyendo

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD