(...) Lo que sucedió fue la reducción imprevista de la cantidad de juguetes y perniles. No se entregaron todos los juguetes que se solicitaban mediante el censo de niños menores de 12 años de cada CLAP; y se redujo de 40 a 30, la cantidad de perniles asignada a cada CLAP. La respuesta del equipo político parroquial fue que se priorizaron sectores más vulnerables de la parroquia, asignándoles más y mejores juguetes, y más perniles. Desde el punto de vista revolucionario, esa priorización es un argumento válido.
Compañeros de las estructuras del CLAP y las UBCH furiosos y reclamando la calidad y cantidad de juguetes, que en televisión veían a ministros, gobernadores y alcaldes entregando juguetes de calidad.
Durante la entrega, se tuvo que solicitar apoyo de organismos de seguridad, ya que muchos dirigentes de base del PSUV, al percatarse de la reducción de perniles, actuaron de manera desmedida contra sus mismos compañeros de dirección parroquial. (...)
Es peligroso tener liderazgo de base capaz de mandar al diablo 20 años de lucha de una revolución, por unos juguetes y perniles. Cometimos el error comunicacional de fetichizar los perniles y los ingredientes de las hallacas, además de concebir diciembre desde una perspectiva de consumo; pero eso no implica que nuestros líderes no tengan la mínima claridad para entender, por qué pasa lo que pasa, conocer quién es su enemigo y estar a la altura y consciente de la situación de peligro que atraviesa la revolución.