Se enmarca en una continuidad de lo que ya había hecho Enrique Peñalosa con el Parque Tercer Milenio y la Calle del Cartucho, cuya población y fenómenos se trasladaron a El Bronx. Se hacen este tipo de operativos tipo “Rambo” y luego los problemas se trasladan a otros sitios.
Pareciera como si no hubiese una política integral para darles tratamiento no solo a los menores y a las personas marginadas que están en circunstancias complejas y presas de la delincuencia. Entonces, se hacen operativos rimbombantes, y necesarios, pero la pregunta es cuál es la seguridad social que viene detrás de todo esto.
Esa situación genera en el imaginario público las nociones de pureza y peligro; es decir, aquello que está asociado a la basura, contaminado, no solo resulta inmoral, pecaminoso y delictivo, sino que se debe exterminar. El operativo es pertinente, efectivo, en términos de seguridad y defensa ciudadana, pero qué se va a hacer para que el fenómeno no se repita en otro sector.
Se requiere, entonces, un informe más pormenorizado de la Secretaría de Gobierno, para que la ciudadanía esté al tanto. Con Gustavo Petro ocurrió lo mismo en la carrera séptima: los domingos hay hordas a las que se corrió unas cuadras, pero el lío sigue.
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