Un bajón al nivel del 40 por ciento de opinión favorable de un presidente, ya de por sí es una pésima noticia para un Gobierno y el que se estabilice con tendencia a la baja es peor noticia, pues el elemento inercial está ahí presente lo que hace prever, para quien entienda de estadísticas, que en las próximas encuestas va a tener caídas en barrena.
Colombia pocas veces ha visto una caída a nivel del 20 por ciento de opinión favorable y yo pronostico que hacia allá va. Va a tener niveles parecidos a los de los presidentes peruanos. Una de las causas de los castigos por parte de la opinión pública a sus dirigentes es que sean artificiosos, que se preocupen incluso por estas mediciones. El pueblo premia el trabajo esforzado y no el esfuerzo artificioso por dar una buena impresión.
En el tema de las políticas económicas lo que pesa y comienza a preocupar enormemente es la confianza inversionista. La destrucción de la infraestructura por parte de las Farc y el Eln va a comenzar a tener efectos demoledores incluso sobre el presupuesto.
Que Vargas Lleras sea el mejor calificado es un fuego fatuo, de corta duración. La política de vivienda es demagógica y tan desleznable como las mismas casas apartamentos y por eso yo le auguro poco disfrute de esa popularidad.