Nos parece que el ministro de Defensa y el director de la Policía Nacional han sido muy irresponsables y apresurados al adjudicar de manera tan prematura la caída de ese helicóptero a versiones absolutamente contradictorias como fallas mecánicas o problemas atmosféricos, sin que estos supuestos puedan ser demostrados. Y descartando de manera absoluta la posibilidad de que el helicóptero pudiera haber sido derribado por una acción de las Farc, como lo indicó el testimonio de uno de los tripulantes de las otras aeronaves, según el cual el derribado fue impactado por un misil o tatuco en su parte baja.
El país está requiriendo la verdad de los hechos, y sospecha con fundamento que ese avión no fue derribado ni por una nube ni por una falla mecánica, sino por una acción terrorista de las Farc. Los indicios disponibles nos muestran que estas caídas de aeronaves militares se deben a una probable acción terrorista.
El Gobierno intenta ocultar la responsabilidad de las Farc en estos actos criminales para poder venderle a la opinión pública un cese al fuego bilateral, que paralizaría la acción de las fuerzas militares en los próximos meses. Pretende librarlas de responsabilidad para poder continuar unos diálogos de paz desprestigiados ante la opinión nacional.