“Aquí les tuvimos paciencia y yo les decía a ustedes, yo le pido a Dios que me dé la paciencia de Job y tuvimos la paciencia de Job. Pero todo tiene un límite y estaba claro y se fue descubriendo ante los ojos del pueblo y ante alguna gente que se había sumado de manera engañada, se fue descubriendo que no había tal levantamiento popular, que eran los mismos intereses de los explotadores de siempre, que eran los mismos intereses de los que asesinaron a Sandino, que eran los mismo intereses de los somocistas, los que se juntaban para intentar derrocar al gobierno, al gobierno del pueblo, al Gobierno sandinista, eso es lo que quedó claro”.
“Clarísimamente, la mano del imperio. No solamente era una especulación, sino era una realidad, como fue una realidad que Nicaragua tuvo un presidente yanqui, ¡Increíble! reconocido por el gobierno de Estados Unidos en ese momento: William Walker. Pero ¿quiénes lo trajeron? Los mismos vendepatrias de hoy que le piden a los yanquis que le impongan sanciones a Nicaragua”.
