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Columnistas | PUBLICADO EL 22 junio 2020

Santrich y Márquez: “quizás, quizás, quizás”

Por federico gutiérrez zuluaga@FicoGutierrez

Esta es parte de una historia que cada vez tiene más elementos “de película” y que aún no llega a su fin. Es parte de la historia de un país que no sale del asombro y la indignación de cómo dos sujetos se burlaron de casi 50 millones de personas (y en realidad del mundo entero, que tenía los ojos puestos en Colombia para el momento) luego de la firma del Acuerdo de Paz entre el Gobierno y las Farc, grupo en el que delinquieron durante una gran parte de sus vidas.

Se burlaron porque su vida criminal no se detuvo, que era el elemento esencial de la negociación. Hoy siguen delinquiendo, uno en la clandestinidad y el otro de paseo por las calles de Caracas (Venezuela), protegido por Maduro y su régimen, como fue denunciado hace pocos días por líderes de la oposición en el vecino país. No solo no demostraron su voluntad de paz luego de la oportunidad que el país les dio, sino que aprovecharon ese tiempo para fortalecerse financiera y militarmente a través del narcotráfico. Duele saber que el resultado fue su fuga con el apoyo de tantos cómplices.

Esta semana se dio un hecho muy importante en este caso: el Gobierno de los Estados Unidos, a través del Departamento de Estado, ofreció una recompensa de hasta 10 millones de dólares para dar con el paradero de “Santrich” e “Iván Márquez”. Esto nos hace soñar a una gran mayoría de colombianos con que “quizás, quizás, quizás...” algún día, ojalá no muy lejano, por fin se haga justicia. Es claro que los delitos de narcotráfico por lo que se les acusa fueron cometidos luego de la firma del Acuerdo de Paz, razón por la cual “Santrich” no debió haber salido de la cárcel luego de su captura, e “Iván Márquez” debió haber sido capturado, y ambos posteriormente debieron ser extraditados. Pero esta ya es una historia conocida por todos.

Lo que considero relevante es que se generen las responsabilidades no solo penales sino también políticas para algunos personajes de la esfera pública nacional, como los senadores Gustavo Petro e Iván Cepeda y la exsenadora Piedad Córdoba, que han sido sus grandes defensores y aliados. Además, y como si fuera poco, estos personajes y otros más han sido los mejores voceros y defensores de la dictadura venezolana de Chávez y Maduro que destrozó una sociedad entera, cuyos efectos se ven reflejados día a día en las calles de las ciudades colombianas, por donde camina un terrible drama humanitario generado al otro lado de la frontera. Estos auxiliadores del narcotráfico y de dicha dictadura deberían responder no solo ante la justicia, sino también ante la ciudadanía y asumir el precio de su error calculado y consciente. El efecto de semejante daño todavía es incalculable.

Un nuevo capítulo se abre con la captura del colombiano Alex Saab, socio y testaferro de Maduro, quien seguramente tiene mucho por contar sobre sus socios comerciales y políticos colombianos que durante tantos años se han beneficiado de esta relación, mientras millones de venezolanos mueren de hambre. Esto es imperdonable.

Estoy de acuerdo con las palabras de Mike Pompeo, secretario de Estado de Estados Unidos, quien escribió esta semana en Twitter que “Estados Unidos actuará para llevar a la justicia a los exmiembros de las Farc involucrados en narcotráfico internacional. El pueblo colombiano merece un acuerdo de paz duradero con los exmiembros de la guerrilla que respetan la ley y se comprometen con una reintegración pacífica a la sociedad”.

Una paz duradera se construye a partir de la justicia.

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