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Columnistas | PUBLICADO EL 23 junio 2020

reflexiones políticas

Por Felipe Vélez Roafelipevelezroa@gmail.com

Son vidas paralelas las de los que entregan su vida al servicio de nuestro país. Si viviéramos en la época de la Independencia nos hubiera tocado ver cómo la gente con una amnesia prematura señalaba al libertador Simón Bolívar como responsable de todos sus males, hasta obligarlo a renunciar buscando el exilio.

Hoy, cuando congresistas que estaban en la lucha armada, compartían sus tesis o simplemente buscan un espacio de poder, le reclaman al expresidente Uribe con el eco de la prensa –igual que ocurría en épocas de Santander desde el periódico de Vicente Azuero–, y de la opinión, que víctima del mismo olvido repentino lo abuchea y le formula acusaciones que muchas veces carecen de legitimidad. Algunos de estos líderes quieren mantener el país dividido entre quienes apoyan a Uribe y los que lo detestan, garantizando que su nombre genere consenso alrededor del rechazo a la figura del expresidente y que esto les permita tomar la delantera en la carrera presidencial que se avecina.

La filósofa alemana Hanna Arendt, reflexionando sobre verdad y política, decía que la verdad tiene una fuerza propia y no se puede reemplazar. En cuanto a las opiniones, decía que “cualquier intento de formarla es inútil porque el contenido del juicio no es de naturaleza persuasiva sino coactiva”. Yo creo que el objetivo de esta columna no es sobre si el país es mejor o no después de Uribe, prefiero guardarme mi opinión y más bien invitar a una reflexión sobre las cifras objetivas de su gestión.

Por otro lado, gobernantes de turno, como la alcaldesa de Bogotá, también quieren capitalizar la escasa favorabilidad del Gobierno nacional, y aunque su gestión sobre la epidemia no ha sido particularmente exitosa, busca responsabilizar al Gobierno por si algo sale mal en el manejo de la epidemia, y que todo lo que salga bien sea visto como una consecuencia de sus decisiones; sin embargo, esta estrategia ha sufrido un traspiés, pues el presidente, al darse cuenta de que perdía con cara y perdía con sello, les dio la llave de la gradualidad a los mandatarios regionales y esto a la de Bogotá la puso en aprietos frente a las consecuencias económicas que conllevaría mantener a la capital confinada.

Desde lo regional, creo que se fortalece el gobernador Aníbal Gaviria, quien por cuenta de una decisión innecesaria de la Fiscalía, consiguió el apoyo unánime de las fuerzas políticas no solo de Antioquia sino de todo el país, que sin duda lo convierten en un líder consolidado, que no tendrá muchas resistencias y que representa a todo un departamento que se caracteriza por apoyar a sus gobernantes.

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