Con un crecimiento de 2,7% en el primer trimestre de 2025 y una proyección cercana al 2,8% para el año completo, la economía colombiana va por una senda estable, aunque con paso corto.
Así lo indicó Leonardo Villar, gerente del Banco de la República, quien afirmó que el crecimiento superó las expectativas del equipo técnico del Emisor, que calculaba 2,5% en los primeros tres meses.
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El segundo trimestre también mostró dinamismo, especialmente en sectores como comercio, transporte, agro, entretenimiento y defensa, según datos de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif).
Aun así, el crecimiento sigue por debajo del promedio estructural (3,1%) estimado por el Comité Autónomo de la Regla Fiscal (CARF), lo que pone la señal amarilla en el tablero económico.
Inflación en pausa, petróleo inestable y presiones fiscales
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) comenzó el año en 5,22% y cerró mayo en 4,85%. Aunque se ha desacelerado, no logró romper el piso del 5%, como muchos analistas esperaban. Los sectores que más jalonan los precios son alimentos, servicios públicos, transporte y educación.
Anif proyecta que la inflación podría bajar a 4,6% en junio de 2026, y cerrar ese año en 3,8%. Eso sugiere una tendencia favorable, pero aún muy lejos del objetivo de largo plazo: una inflación cercana al 3%.
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El precio del barril de Brent ha sido una montaña rusa en 2025. Empezó en US$75,91, subió hasta US$82,42 y luego cayó a US$67,44 al cierre del semestre. Esta volatilidad preocupa, ya que cada dólar menos en el crudo representa una caída de entre $200.000 y $250.000 millones en ingresos fiscales, según Corficolombiana.
Este comportamiento complica aún más las cuentas fiscales, ya golpeadas por el mayor gasto público, el déficit fiscal proyectado de 3% del PIB y la incertidumbre sobre el cumplimiento de la regla fiscal suspendida hasta 2026.
Mercado laboral: mejora el empleo, pero con informalidad
El desempleo bajó a 9% en mayo de 2025, con 2,3 millones de personas desocupadas, según el Dane. La proyección de Anif para fin de año es de 9,4%, una mejora frente a 2024.
Sin embargo, la calidad del empleo sigue siendo una deuda: 60,6% de los nuevos puestos creados en 2025 han sido informales.
Los sectores que más han impulsado la ocupación son comercio, agricultura, industria y administración pública, que aportaron 71,4% del crecimiento del empleo.
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De acuerdo con José Ignacio López, presidente de Anif, el PIB crecería 2,5% en el segundo trimestre. La inflación podría mantenerse alrededor del 5%, el dólar continúa estable y el petróleo cerraría el año en torno a los US$65 por barril.
La preocupación principal sigue siendo el déficit fiscal y el gasto público.
Así va el semáforo de la economía colombiana
Al cierre del primer semestre de 2025, el balance económico de Colombia muestra un panorama mixto. Algunos sectores están encendiendo luces verdes, con cifras que superan con creces el crecimiento tendencial del 3,1% establecido por el Comité Autónomo de la Regla Fiscal (CARF), mientras que otros siguen en números rojos, señal de que aún hay motores apagados en la economía nacional.
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Luces rojas: sectores en caída
En el lado más crítico del semáforo económico se ubican cinco indicadores clave. La producción petrolera, uno de los pilares de los ingresos del país, cayó 4%, con un promedio diario de 746.926 barriles. Esta disminución, además de reflejar la menor actividad en exploración y extracción, podría impactar directamente en las finanzas públicas, considerando la dependencia histórica del petróleo en el presupuesto nacional.
Otra caída importante la registró el censo de edificaciones, con una contracción del 7,3%, lo que evidencia la parálisis en el sector de la construcción.
A esto se suman la leve disminución en la ocupación hotelera (-0,3%), los despachos de cemento gris (-0,9%) y el consumo de energía eléctrica (-0,2%), lo que sugiere un menor dinamismo tanto en la industria como en la actividad empresarial.
Luces amarillas: crecimientos moderados
En la zona intermedia están los sectores que crecieron, pero por debajo del umbral del 3,1%. La producción real de la industria aumentó apenas un 0,5%, lo cual indica una recuperación muy lenta, aún lejos de niveles prepandemia.
Por su parte, las exportaciones subieron un 2,3%, cifra positiva aunque modesta frente al repunte que se esperaba en un contexto internacional más favorable.
El gasto de los hogares también tuvo un comportamiento tibio, con un crecimiento de 2,7%, impulsado sobre todo por el crédito y la recuperación parcial del empleo. Asimismo, las ventas de las agencias de viajes repuntaron 2,2%, lo que refleja una reactivación leve del turismo, pero aún sin alcanzar su potencial completo.
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Luces verdes: sectores que pisan el acelerador
Pero no todo es preocupación. En la parte más positiva del semáforo brillan seis indicadores que crecen por encima del 3,1%. La venta de vehículos nuevos lidera el ranking con un sorprendente aumento del 23,1%, alcanzando 87.033 unidades matriculadas entre enero y mayo. Este dato es reflejo de la recuperación de la confianza del consumidor y del efecto positivo de la reducción de tasas de interés.
El sector cafetero también dio un salto notable, con un crecimiento del 14,1% en la producción mensual, que llegó a 5,3 millones de sacos. El comercio al por menor no se quedó atrás y subió 10,5%, mostrando que el consumo sigue siendo uno de los principales impulsores del crecimiento económico.
Otros sectores que se destacaron fueron la producción de obras civiles (+3,8%), el transporte aéreo de pasajeros (+3,4%) y, en especial, las utilidades del sector financiero, que se dispararon 72%, pasando de $5,3 a $9,1 billones. Este último resultado evidencia la fortaleza del sistema bancario, pero también plantea preguntas sobre la concentración de beneficios en un entorno donde otras actividades siguen rezagadas.
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