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Plaza de las esculturas

Maestro: su donación nos ha puesto como la única ciudad del mundo en tener una plaza con 23 esculturas monumentales, producto de ese amor por Medellín que usted manifestó durante toda su vida.

28 de septiembre de 2023
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  • Plaza de las esculturas

Por Juan Gómez Martínez - opinion@elcolombiano.com.co

Hoy me despido del hombre ejemplo de desprendimiento y patriotismo, que ha atendido el llamado de Dios. Les cuento la historia.

En la segunda alcaldía recibí la visita de Pilar Velilla, para ese entones directora del Museo de Antioquia. Me explicó que el maestro Fernando Botero había ofrecido al museo parte de su colección privada y que no obtuvo respuesta de los alcaldes anteriores, así que iban para Bogotá.

Viajamos entonces a París (residencia y estudio del maestro): Ramiro Valencia, gerente de EPM y dueña del edificio de la antigua alcaldía. Fabio Valencia, senador de la República, un representante del Club Rotario, Pilar Velilla y yo.

El maestro le ofreció a Medellín diez esculturas monumentales y unas salas de pintura. Le agradecí y le dije que las diez esculturas podían ir a lo largo de la Avenida la Playa, pero él prefería en un solo sitio. Le ofrecimos, entonces, que compraríamos la manzana completa, al frente de la vieja alcaldía, donde iría el nuevo Museo, demolíamos esas construcciones, respetando la bella gobernación, hoy Palacio de la Cultura, y allí pondríamos las esculturas. Aceptó, viajó a Medellín y se emocionó al ver los avances. Aumentó a catorce su donación.

Planeación Municipal diseñó la plaza de las esculturas con árboles, como el maestro quería. Él ubicó cada una, hacia dónde miraba y su respectivo pedestal. Terminó dándole a Medellín 23 esculturas monumentales, las mismas que están en la Plaza Botero.

Llamé a Tulio Gómez Tapias para pedirle que se encargara de la remodelación del viejo edificio de la alcaldía, sede del actual museo. Me contestó que aceptaba y que no cobraría. Dejó de asistir a su oficina, se dedicó al museo y a la plaza de las esculturas.

Como conté en el artículo anterior, la siguiente administración me demandó porque había tumbado un edificio sin estrenar, cosa que era verdad, pero este se convertiría en una barrera visual para la plaza. Me dijeron en la Corte Suprema de Justicia que yo había incurrido en detrimento patrimonial, mi argumento fue que una de esas esculturas, una sola, valía más que el edificio demolido. Me dieron la razón.

El Maestro, cada vez que venía y veía cómo se adelantaban los trabajos, ofrecía más esculturas y más obras para el museo. Un día me dijo: “alcalde, no vuelvo a Medellín, cada vez que vengo les doy más cosas y eso me está saliendo muy caro”.

La Plaza de las esculturas le ha servido a Medellín para hacer olvidar aquella época de la violencia, el envenenamiento de la juventud por los mercaderes de la droga y la maldad, producto de la ambición del dinero fácil.

Maestro: su donación nos ha puesto como la única ciudad del mundo en tener una plaza con 23 esculturas monumentales, producto de ese amor por Medellín que usted manifestó durante toda su vida. Gracias a usted maestro y gracias a sus hijos Fernando, Lina y Juan Carlos, que aceptaron y apoyaron sus gestos de amor por su región.

Que el Dios de la humanidad, el Dios del amor, lo tenga a su lado como premio a lo que usted hizo por todos nosotros. Gracias y hasta pronto maestro.

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