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Columnistas | PUBLICADO EL 10 febrero 2023

Para Quintero, un Mal Comienzo

Desde que Daniel Quintero es alcalde, las denuncias por las irregularidades en el manejo de la ciudad han sido tantas que a veces se quedan en el olvido.

Por David González Escobar - davidgonzalesescobar@gmail.com

El pasado martes la Fiscalía imputó los delitos de peculado por apropiación, tentativa de peculado por apropiación, celebración de contratos sin requisitos legales e interés indebido de celebración de contratos a la secretaria de educación de Medellín, Alexandra Agudelo.

Las presuntas irregularidades se dieron en la contratación del programa Buen Comienzo, donde las denuncias de los concejales Daniel Duque y Alfredo Ramos - al igual que el trabajo de la veeduría Todos por Medellín - señalaron lo que sería una red de tráfico de influencias y presunta corrupción alrededor de Colombia Avanza – corporación a la que se le endilga cercanía al cuestionado grupo político Suárez Mira– y distintas instancias de la Alcaldía de Medellín.

Desde que Daniel Quintero es alcalde, las denuncias por las irregularidades en el manejo de la ciudad han sido tantas que a veces se quedan en el olvido. Aquí una lista no extensiva: decenas de contratos entregados a dedo a medios fachada a través de Telemedellín; posible detrimento patrimonial al haber inconsistencia en el precio de venta de millonarios contratos de chatarrización; quitarle el manejo de espacios verdes al Jardín Botánico para darle contratos a dedo a casas políticas aliadas poco idóneas por medio de Metroparques; denuncias de presiones a funcionarios y contratistas de la Secretaría de Educación para favorecer la candidatura de su ahijado Albert Corredor; irregularidades en el manejo del Hospital General y posibles negocios con la venta del lote de Carabineros, entre muchas otras denuncias. Con la imputación de esta semana, pareciera que los entes de control por fin están haciendo la tarea. Varias investigaciones siguen madurándose en los escritorios de las distintas “ías”. Más de un funcionario debe estar sudando frío, pensando en los beneficios que brindaría ser de los primeros en “cantar”. ¿Por fin habrá llegado el momento en el que todo empieza a estallar?

Hace dos años Pascual Gaviria comparó a Samuel Moreno con Daniel Quintero en una columna en El Espectador. Razones no le faltaron. Los dos alcaldes se promocionaron como “alternativos”, pero gobernaron con la política tradicional en pleno. A los dos les gustaba vender humo con la innovación para distraer incautos. Los dos contaban con “polémicos hermanos” que hacían negocios tras bambalinas. Samuel Moreno, con su destino ya resuelto, está preso luego de que le estallara el “Carrusel de la contratación”. ¿Cómo terminará el segundo personaje en esta comparación?

“El poder es igual a cabalgar un tigre: el jinete no se puede desmontar, porque en ese mismo instante el tigre se lo come. Tiene que seguir montando para siempre”, escribió alguna vez en una de sus columnas Antonio Caballero. Pero no todos los tigres son iguales: hay unos más feroces, más riesgosos. Daniel Quintero —como hábil manzanillo— tiene claro el peligro que representa el tigre que decidió cabalgar. Grandes apuestas y grandes enemigos traen grandes riesgos. En su cabeza, su futuro es la presidencia en 2026, porque sabe que de lo contrario le depararían destinos más oscuros. Por eso está haciendo todas las movidas inescrupulosas posibles para asegurar no tener que bajarse: tiene muy claro que, inmediatamente, el tigre se lo come. Con los eventos de esta semana, sus chances de mantenerse cabalgando tuvieron un Mal Comienzo.

David González Escobar

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