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Por María Adelaida Saldarriaga - Comunicaciones.wic@womeninconnection.co

Formar líderes en empresas familiares sin destruir vínculos

hace 2 horas
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  • Formar líderes en empresas familiares sin destruir vínculos

Por María Adelaida Saldarriaga - Comunicaciones.wic@womeninconnection.co

Las empresas familiares son una de las columnas vertebrales de la economía colombiana. En todo el país, desde pequeñas fincas cafeteras hasta grandes compañías industriales, los negocios han surgido y crecido de la mano de la familia. En ese contexto, la sucesión y la formación de nuevos líderes se convierten en retos complejos: ¿cómo asegurar el relevo generacional sin fracturar relaciones afectivas? ¿Cómo preparar líderes sin que el proceso termine en divisiones dolorosas?

Muchas de estas empresas fueron fundadas por hombres y mujeres que, con visión y esfuerzo, levantaron una organización desde cero. Pero con el tiempo, es inevitable pensar en el futuro. Y ahí comienzan las tensiones. No todos los hijos desean asumir el liderazgo. No todos los familiares tienen la preparación necesaria. Y, en ocasiones, el afecto y la costumbre impiden ver que la empresa necesita decisiones objetivas, no solo lealtades emocionales.

El primer paso para formar líderes sin destruir vínculos es diferenciar los roles familiares de los empresariales. El amor no debe ser el criterio para asignar un cargo directivo, ni los desacuerdos estratégicos deben vivirse como traiciones personales. Las reglas claras, los procesos transparentes y la meritocracia no destruyen vínculos: los protegen.

En segundo lugar, se requiere una formación intencional y práctica. No basta con enviar a los futuros líderes a estudiar administración o finanzas. Es necesario involucrarlos de manera progresiva en la empresa, darles espacios de liderazgo real, permitir que fallen, aprendan y crezcan. Así, más que herederos, se forman gestores del futuro, conscientes del valor del legado y comprometidos con el presente.

También es recomendable sumar voces externas. Un consejero independiente, un coach organizacional o un miembro externo en la junta directiva puede ofrecer una perspectiva neutral que ayude a manejar tensiones con madurez. Estas figuras no solo brindan objetividad, sino que contribuyen a profesionalizar la empresa y a evitar que las emociones dominen las decisiones.

Pero quizás lo más transformador es crear espacios para el diálogo honesto y frecuente. Las familias empresarias necesitan momentos diseñados para conversar sobre el futuro, los sueños, los temores y las posibilidades. Donde se pueda decir “quiero liderar” sin sentirse culpable, o “prefiero otro camino” sin ser visto como un desertor. El diálogo, cuando se da en el momento adecuado y con reglas sanas, puede ser el mayor blindaje para la continuidad del negocio y la salud familiar.

Colombia necesita que sus empresas familiares trasciendan generaciones. No solo por su aporte económico, sino por su valor cultural, social y humano. Para lograrlo, debemos dejar atrás los tabúes sobre el poder, abrir paso a nuevas formas de liderazgo y, sobre todo, entender que conservar los vínculos no es un obstáculo para crecer: es la clave para hacerlo de forma sostenible.

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Por María Adelaida Saldarriaga - Comunicaciones.wic@womeninconnection.co

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