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Columnistas | PUBLICADO EL 01 diciembre 2020

Magia sobre el río

Por Jorge Enrique Arango M.

jotaran@une.net.co

Lo primero es clavar en ángulo los estacones redondos de madera inmunizada, por ambas orillas del río, y unos metros más cerca del cauce, al frente de cada uno, incrustar otros de mayor diámetro en forma vertical. De esta manera se establece el anclaje para tender cables de lado a lado, se tensionan sin exceder la seguridad de los apoyos para que su catenaria tienda a ser más plana y sobre ellos pueda posarse una muestra de nuestra fauna real y mítica; muñecos brillantes, que de día reflejan colores en combinaciones imposibles que se vuelven arte, de noche se iluminan con miles de luces, aparecen suspendidos volando o nadando porque los cables se vuelven invisibles.

La elaboración de ellos y de los que se erigen en ambos costados de Parques del Río, ha tardado todo el año y muchos más días de imaginación, desparramarán por una corta temporada el misterioso espíritu navideño. Se ha generado empleo valioso para ingenieros, artesanos, montadores, diseñadores. La vegetación del parque está crecida y se une a la belleza. La colocación de las figuras sobre el cableado requiere que los operarios se desplacen por ellos, de un lado al otro, usando dos pequeños tablones, uno en el cual se sientan mientras trabajan ajustando los armazones y las luces, otro que colocan más adelante y al cual se pasan en una maniobra digna de trapecistas o instaladores de torres eléctricas y cables de alta tensión. Para poner el resto, se han inventado toda clase de artificios para apuntalarlos y así aguantar viento y lluvia.

Todo valdrá la pena para mantener la tradición y más si la inversión se retribuye con las visitas locales y turísticas que ayuden a la reactivación tan necesaria. La diversidad de la fauna, la flora y la tradición cultural colombiana se estacionó para disfrutarla, deberá atraer a las gentes de distintas regiones quienes hacen rica y orgullosa nuestra nacionalidad multiétnica.

Para este año el espacio que durante todo el tiempo de los alumbrados ocupaban las ventas ambulantes y estacionarias, compensarán la limitación del aforo requerido y los transeúntes podrán caminar con mayor sensibilidad ante este arte urbano. Las ventas estarán dispuestas fuera del parque, con más regulación y orden, lo cual será conveniente tanto para visitantes como comerciantes. Probablemente esa experiencia podrá ser evaluada para próximos años y evitar excesivos ruidos y aglomeraciones que desmejoren la alegría en paz y tranquilidad. Recorrer estas obras es el mejor homenaje a sus creadores y una contribución a la recuperación económica.

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